Patrona de Madrid, España
Año 712
La Virgen de Almudena
Patrona de Madrid, España.
"Almudena", por haber sido hallada en el "almudin", palabra árabe para "depósito de trigo".
Hoy su imagen está en Catedral de Madrid, Santa María la Real de la Almudena. El escritor Vera Tassis hace un juego con la palabra: Al=Alma (virgen, en hebreo), Mu=Mulier, De=Dei, Na=Natus; o sea Virgen y Mujer o Madre de Dios nacido.
Patrona de Madrid, España.
"Almudena", por haber sido hallada en el "almudin", palabra árabe para "depósito de trigo".
Hoy su imagen está en Catedral de Madrid, Santa María la Real de la Almudena. El escritor Vera Tassis hace un juego con la palabra: Al=Alma (virgen, en hebreo), Mu=Mulier, De=Dei, Na=Natus; o sea Virgen y Mujer o Madre de Dios nacido.
La
Virgen María es la clave de la historia universal por ser la Madre del
Redentor, Jesucristo nuestro Señor. Su cuidado maternal nunca nos falta y
se hace particularmente prodigioso en momentos de crisis. La Virgen ha
sido el instrumento divino para proteger a sus hijos cuando humanamente
parecía que estaban perdidos. Así fue en España en tiempos de la
ocupación musulmana.
En el año 712 el español rey godo Don Rodrigo fue derrotado en la batalla de Guadalete. Los capitanes musulmanes Muza y Tariks
establecieron su dominación sobre Toledo y casi toda la Península tras
una rápida conquista. Solo quedaban algunos reductos de resistencia en
el norte y estos parecían estar perdidos.
Madrid, la actual capital de España y la que llegara a ser capital del gran imperio español, era en el siglo VIII una insignificante villa. Ni siquiera se conoce su antiguo nombre: Mantua, Miacum, Ursaría...
Madrid, la actual capital de España y la que llegara a ser capital del gran imperio español, era en el siglo VIII una insignificante villa. Ni siquiera se conoce su antiguo nombre: Mantua, Miacum, Ursaría...
Pero
los musulmanes entendieron que Madrid era un lugar estratégico y
decidieron establecer allí una gran fortaleza. Grande fue la
consternación de los cristianos de aquel lugar al saber del inminente
ataque musulmán. Fue así que pensaron en como salvar a la venerada imagen de la Virgen María, que según la tradición, había sido traída a esta villa por un discípulo del Apóstol Santiago en
el año 38 de nuestra Era. Recordemos que dicho apóstol evangelizó la
península, se la apareció la Virgen en Zaragoza y sus restos mortales se
encuentran en Santiago de Compostela.
Todo el pueblo se reunió en la iglesia para pedir la protección de la
Virgen, dispuestos a defender su querida y venerada imagen contra todos
los infieles.
Un venerable sacerdotes subió al altar, y con gran emoción, habló así a los madrileños:
"Hijos
míos: Los enemigos de nuestra fe han invadido todas las ciudades,
villas y aldeas de España. ¡Es inútil la resistencia! ¡Dios así lo
quiere! Es preciso que acatemos su santa voluntad, pidiendo de rodillas
perdón por nuestras culpas. El que se encuentre con fuerzas para pelear,
que pelee hasta morir en defensa de nuestra sacrosanta religión. Y
aquel que sobreviva al duro combate, en el que sin duda seremos
vencidos, que corra hacia las montañas donde se reúnen las huestes de
los soldados de la Cruz, al mando de don Pelayo, para hostigar cuanto
puedan a los invasores y trabajar por la libertad de la Patria.
Muza
está en Toledo; conquistada esta ciudad, pronto el infiel caudillo se
hallará delante de nuestros muros; antes de que esto suceda, antes de
que Madrid caiga en sus manos, es preciso que pensemos en salvar los
objetos que nos son más queridos. La Virgen Santísima, a quien tanto
veneramos, que siempre ha sido nuestra abogada y protectora, que siempre
ha oído clemente nuestras preces, no ha de caer en manos de nuestros
enemigos, no hemos de permitir que su preciosa imagen sea profanada por
los infieles.
Ocultémosla,
mientras peleamos contra ellos, en el cubo de esta muralla contigua a
este santo templo. Si vencemos, todos sabemos dónde la hallaremos para
darle gracias por la victoria, y si, por desgracia, somos vencidos,
líbrese, oculta en la muralla, del furor de los mahometanos". El pueblo
escuchó con religioso silencio la emocionante plática del anciano
sacerdote y quedó aprobada en el mismo instante su proposición. (La
Virgen de Guadalupe fue ocultada por las mismas razones). Fue bajada la
imagen del camarín y conducida en procesión hasta la muralla donde se le
construyó un nicho en el que fue colocada, "dejando dos luces para que
la alumbrasen". Acto seguido, se tapió el nicho y se dejó el muro en la
misma forma que estaba. Más de tres siglos y medio sufrió Madrid, que
recibió el nombre de "Magerit", el yugo de los árabes.
No fue sino en el 1085, tres siglos después de que la Virgen fuese escondida, que llegó el añorado día de la liberación de "Magerit".
Don Alfonso VI de Castilla, llamado "El Bravo", reconquistó Toledo, y
poco tiempo después el estandarte de Cruz hondeaba sobre las torres de
Madrid.
Don
Alfonso en seguida dispuso la purificación del antiguo templo dedicado a
la Virgen María que los infieles habían profanado al convertirlo en
mezquita. Sabedor de que se había ocultado la imagen de la Virgen para
protegerla, mandó realizar pesquisas para averiguar el sitio donde se
encontraba. Pero ya no quedaba nadie que supiese su paradero.
Ordenó
entonces Don Alfonso que se hicieran rogativas por espacio de nueve
días para que el Cielo les concediese el tesoro que se hallaba oculto;
para que la misma Virgen María los iluminase y encaminase sus pasos
hacia el lugar donde se encontrara su sagrada imagen. La Virgen escuchó
sus ruegos: el día 9 de noviembre de 1085, último del novenario, organizóse
una solemne procesión, después de la misa celebrada en el templo de
Santa María, que recorrió todos los lugares donde se creyó que pudiera
esconderse la imagen de la Señora...
Cuentan las crónicas que en esta procesión iban, además de don Alfonso VI de Castilla, el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el famoso Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar.
Al llegar la comitiva al sitio denominado hoy Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la vieja muralla que por dicha parte de la villa se levantaba, permitió Dios que se produjera uno de los muchos prodigios con que el Todopoderoso muestra a los mortales su infinito poder y su bondad sin límites... Ante el asombro de todos los presentes, se derrumbó por sí mismo el trozo de muralla donde estaba la hornacina en la que ocultaron la sagrada imagen de María, apareciendo ésta, a la vista de los fieles, en la misma forma en que fue colocada, incluso con las dos velas encendidas que, para alumbrarla, habíanla puesto aquellos fervorosos cristianos, un día del año 712. Habían transcurrido trescientos setenta y tres años.
Cuentan las crónicas que en esta procesión iban, además de don Alfonso VI de Castilla, el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el famoso Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar.
Al llegar la comitiva al sitio denominado hoy Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la vieja muralla que por dicha parte de la villa se levantaba, permitió Dios que se produjera uno de los muchos prodigios con que el Todopoderoso muestra a los mortales su infinito poder y su bondad sin límites... Ante el asombro de todos los presentes, se derrumbó por sí mismo el trozo de muralla donde estaba la hornacina en la que ocultaron la sagrada imagen de María, apareciendo ésta, a la vista de los fieles, en la misma forma en que fue colocada, incluso con las dos velas encendidas que, para alumbrarla, habíanla puesto aquellos fervorosos cristianos, un día del año 712. Habían transcurrido trescientos setenta y tres años.
Ante
el milagro, cayeron todos de rodillas, prorrumpiendo en exclamaciones
de júbilo, y no quedó una persona en la villa que no pasase por aquel
lugar para venerar con respeto filial a la Santísima Virgen María, que,
de modo tan ostensible, había demostrado su amor a los madrileños. Al
otro día fue trasladada la milagrosa imagen con gran pompa a su
primitiva mansión, en cuyo camarín fue colocada con el título de la
Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en el lugar llamado por
los moros "Almudín", o depósito del trigo.
Desde
entonces la Virgen de la Almudena es considerada Patrona de Madrid. La
iglesia parroquial de Santa María, venerable por su antigüedad e
historia, era un templo mezquino en su forma y dimensiones, y se asegura
que en él se predicó por primera vez el Evangelio en Madrid. Albergó el
culto de la Patrona y tuvo la categoría de catedral, siendo colegiata
de canónigos seglares en tiempos del conquistador, el piadoso rey don
Alfonso VI. Luego pasó a la categoría de parroquia, hasta su
demolición, a fines del año 1870, pasando la milagrosa imagen a la
iglesia del Sacramento, de donde fue trasladada a la cripta de la
Catedral. Después pasó al Altar Mayor de la referida iglesia del
Sacramento. El día 9 de noviembre de 1941, tras la devastadora Guerra
Civil Española, inauguró solemnemente el ilustrísimo señor Obispo de
Madrid-Alcalá, una imagen de la Virgen de la Almudena, esculpida en
piedra, en el mismo sitio de la Cuesta de la Vega donde se supone que
apareció el año 1085. A ambos lados de la hornacina, dos monumentales
faroles de hierro y cristales alumbraban la imagen, en recuerdo de
aquellas milagrosas velas que lucieron durante trescientos setenta y
cinco años, en honor a la Virgen María...
El
8 de septiembre de 1945 se otorga a la Imagen de la ALMUDENA la Medalla
de oro de la ciudad de MADRID. El 10 de noviembre de 1948 se efectúa en
la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, la coronación
canónica.
El
2 de febrero de 1954 la imagen de la Virgen fue trasladada desde la
Iglesia del Sacramento, a un altar de la Catedral de Madrid-Alcalá, que
por entonces era el Templo de San Isidro. Allí permaneció hasta junio
1993, en que en una solemne procesión (después de una acertada
restauración de la imagen) fue trasladada a la nueva Catedral de Santa
María la Real de la Almudena, donde desde entonces permanece en un
magnifico altar gótico, en el lado derecho del Altar Mayor. Al día
siguiente S. S. Juan Pablo II consagro la nueva Catedral Metropolitana
de Madrid, siendo la única catedral española consagrada por un
pontífice.
Oremos:
Dios y Señor de la Historia de todos los pueblos, te damos gracias por habernos dado a tu Santísima Madre para que con providencia amorosa nos cuide de todos del mal y nos guie al cielo. En el largo caminar no faltan las prueban pero tampoco faltará jamás nuestra Madre.
Dios y Señor de la Historia de todos los pueblos, te damos gracias por habernos dado a tu Santísima Madre para que con providencia amorosa nos cuide de todos del mal y nos guie al cielo. En el largo caminar no faltan las prueban pero tampoco faltará jamás nuestra Madre.
-Agradecemos los datos aportados por P. Manolo Rabadán, CRL
Fuente: http://www.corazones.org/maria/almudena.htm
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