Natividad de María
Natividad de la Santísima Virgen María
Conmemoracion: 08 de Septiembre
Este
 8 de Septiembre celebramos con gran alegría el Nacimiento de la Virgen 
María, el primer gesto de la Resurrección de Cristo y de nuestra propia 
Resurrección. Nuestro homenaje se hace una petición de paz por todas las
 familias, una petición de amor por los niños de todo el mundo y una 
petición de fe y esperanza a favor de la vida.
Han
 pasado nueve meses desde el 8 de diciembre en que María fue concebida 
sin pecado original, de acuerdo con el dogma de la Inmaculada 
Concepción...
Y
 estamos celebrando una fiesta que surgió en Oriente, y con mucha 
probabilidad en Jerusalén, hacia el siglo V. Allí estuvo siempre viva la
 tradición de la casa natalicia de María. Muy probable es que la fiesta 
haya surgido como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina 
probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa 
Ana. 
En
 ninguna parte de la Escritura se habla del nacimiento de la Virgen 
María. Un escrito del siglo III nos dice que  su padre fue Joaquín, de 
Nazaret, y su madre, Ana, de Belén. Los dos eran de la tribu de Judá y 
del linaje de David. Habían
 vivido veinte años casados sin tener hijos, al cabo de los cuales el 
arcángel San Gabriel les anunció la próxima venida al mundo de la que 
habría de ser Madre del Mesías….
Si
 nos detenemos un poco en  las lecturas bíblicas, quizá con un poco de 
extrañeza, leemos que las grandes mujeres, las mamás de los grandes 
personajes, siempre fueron estériles – Sarah, Rebeca, Isabel, Raquel... Y
 Ana, la mamá de María Santísima también permaneció estéril por mucho 
tiempo, hasta la vejez. Y es cuando la esperanza parece perdida, que la 
naturaleza aparentemente estropeada parecida a la tierra árida, por medio de la Bendición Divina produce algo análogo a la Transfiguración del mundo y a la Resurrección.
Si
 nos detenemos un poco en  las lecturas bíblicas, quizá con un poco de 
extrañeza, leemos que las grandes mujeres, las mamás de los grandes 
personajes, siempre fueron estériles – Sarah, Rebeca, Isabel, Raquel... Y
 Ana, la mamá de María Santísima también permaneció estéril por mucho 
tiempo, hasta la vejez. Y es cuando la esperanza parece perdida, que la 
naturaleza aparentemente estropeada parecida a la tierra árida, por medio de la Bendición Divina produce algo análogo a la Transfiguración del mundo y a la Resurrección.
Ana
 se vuelve fecunda como los mortales nos volveremos inmortales, como las
 cosas corruptibles se volverán incorruptibles. Ya entonces, por esta 
serie de hechos, desde Sara hasta  la madre de María, Dios prepara la 
Resurrección. ¡Cuán cercana se hace aquí esa estrofa de una conocida 
canción: “Nada es imposible para ti, Señor.” Lo
 que parecía imposible es posible, lo que parecía estéril se vuelve 
fértil, lo que muere, ¡Resucitará!  Y es aquí que se hace claro para 
nosotros aquello que el nacimiento de María es el primer gesto de la 
Resurrección de Cristo y de nuestra propia Resurrección.
Aquella
 Natividad es precedida de una dolorosa espera para Joaquín y Ana ya que
 recordemos que en el medio judío la esterilidad se consideraba un 
oprobio. Para el pueblo de Israel, en espera del Mesías, el nacimiento 
de un niño era una de las mayores bendiciones. Y es aquí que los justos,
 íntegros, sabios e iluminados Joaquín y Ana alcanzaban la vejez sin 
descendientes. ¿Es que Dios los castigaba o los abandonaba? ¿O es que 
más bien escalaban el camino de la Cruz previo a la Resurrección? 
Ciertamente se trataba de esto, porque aparece María y la esterilidad verdea y la imagen de la tumba de Cristo se vuelve fuente de vida.
Todo
 gran acontecimiento, la resurrección, la transformación de las almas, 
de los pueblos y del mundo entero se prepara con prolongada paciencia. 
Por otro lado, anunciamos el Evangelio, redoblamos esfuerzos en nuestro 
afán de servir, de transformar almas y ¿es que faltan dos días o unos 
cuantos miles de años para que todos se transfiguren, para que todos 
resuciten? Eso no lo sabemos. Entonces, ¿de qué se trata esta espera? 
¿Por qué Joaquín y Ana tuvieron que llegar a los 70 o 80 como Sara? ¿Por
 qué nosotros los cristianos somos objeto de burla cuando hablamos de 
nuestra Resurrección? ¿Y por qué se escucha por allí: “Anuncien, 
afirmen, repitan, qué prueba tienen? ¿Mañana o en mil años? ¿Por qué 
esas pruebas tan grandes a personas tan justas?
Algunos
 al respecto responden diciendo que la respuesta a estas interrogantes 
está en la Comunión de los Santos, Joaquín y Ana, Isaac y Rebeca, 
Abraham y Sara, todos los justos de la tierra son fuertemente probados 
por Dios, no solamente para dar un ejemplo de valentía a los demás, sino
 porque ellos representan la humanidad y la recapitulan. La experiencia día a día nos muestra que al 
acercarnos a Dios, nos acercamos a nuestros hermanos y al acercarnos a 
ellos, participamos de sus dolores.
En
 este día de fiesta, que María Santísima escuche nuestro canto de acción
 de gracias a Dios por haberla creado, y dejemos que nos mire porque 
Ella nos comprende. Después de Dios, es quien más sabe de nuestra vida, 
de nuestras fatigas, de nuestros esfuerzos. Comparte nuestra alegría 
cuando nuestro camino es ligero y nuestra lucha cuando se presenta la 
dificultad.
Hoy
 acerquémonos a la cuna de la Virgen niña y ofrezcámosle nuestro corazón
 con una petición de paz por todas las familias en el mundo entero, una 
petición de alegría por los niños de todo el mundo, en especial los que 
carecen de las condiciones necesarias para una vida saludable; y una 
petición de fe y esperanza por el don de la vida. Jesús te ama.
¡O María!
Virgen feliz y bendita,
permítenos acercarnos a tu cuna,
y unirnos con nuestras alabanzas
a aquellas que te ofrecen los ángeles
que te rodean, felices de ser los testigos
de las maravillas de tu nacimiento.
Arrodillados ante Ti,
hacemos ofrenda de nuestro corazón;
Reina del cielo y de la tierra,
recíbenos y guárdanos.
Virgen feliz y bendita,
permítenos acercarnos a tu cuna,
y unirnos con nuestras alabanzas
a aquellas que te ofrecen los ángeles
que te rodean, felices de ser los testigos
de las maravillas de tu nacimiento.
Arrodillados ante Ti,
hacemos ofrenda de nuestro corazón;
Reina del cielo y de la tierra,
recíbenos y guárdanos.
Amén. 
Compartamos un pasaje de un bello sermón sobre el Nacimiento de María:
En el siglo VIII, Andrés de Creta es el primer teólogo que ve en el nacimiento de María una nueva creación. Argumenta así: “…Hoy la humanidad, en todo el resplandor de su 
nobleza inmaculada, recibe su antigua belleza. Las vergüenzas del pecado
 habían oscurecido el esplendor y el atractivo de la naturaleza humana; 
pero cuando nace la Madre del Hermoso por excelencia, esta naturaleza 
recupera, en su persona, sus antiguos privilegios, y es formada según un
 modelo perfecto y realmente digno de Dios. (...) Hoy comienza la 
reforma de nuestra naturaleza, y el mundo envejecido, que sufre una 
transformación totalmente divina, recibe las primicias de la segunda 
creación…”
Compartamos una leyenda de la Virgen Niña:
Contaban las abuelas, y cuentan todavía
un recuerdo de infancia de la Virgen María.
Siendo niña, la Virgen fue al jardín a jugar.
Florecieron las flores para verla pasar...
Con sonrisa de cielo, la chiquita María
mirábalas a todas, y a todas sonreía...
Ellas, ingenuamente, le ofrecieron a coro
sus mejores encantos, todo un regio tesoro
de frescura y fragancia, de alegría y colores,
que es patrimonio viejo, muy viejo, de las flores.
Habló la rosa y dijo: - "A mí la Primavera
me ha coronado reina... Si mil reinos tuviera,
con tal que complacer a la Virgen María,
¡los mil reinos, de hinojos, se los ofrendaría!"
Y asomaron los lirios, trémulos de blancura,
y asomó la azucena, como la nieve, pura,
y asomaron las dalias, con tiesura de diosas,
y las tiernas campánulas, menuditas y ansiosas,
sacudían sus cálices, brincando de alegría,
porque al pasar, la Virgen también les sonreía,
tan dulce, tan graciosa, tan cariñosamente,
que todas se animaron a besarle la frente.
Mas la Niña bendita no escogió. Vacilaba…
Mirábalas a todas.., y a ninguna cortaba.
De pronto, casi ocultas debajo de las hojas,
vio que había unas flores gimiendo sus congojas,
tan tímidas que apenas levantaban la voz..
Era si hablaran solamente con Dios…
Ya no dudó un instante. Llegó y con gesto breve,
cortó las florecitas con sus manos de nieve...
Las dalias y azucenas se pusieron celosas,
y celosos los lirios, campánulas y rosas,
mientras por el sendero lentamente volvía,
Violeta entre violetas, la Reinita María.
¡Y Dios, que hace a las flores nacer en los senderosproclamó que los últimos serían los primeros!
Angélica Fuselli - Poeta y escritora de origen argentino.


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