viernes, 13 de septiembre de 2013

Virgen de la Fuensanta.

Patrona de Murcia
Siglo XV
Fiesta 8 de Septiembre





BREVE HISTORIA
NUESTRA SEÑORA DE LA FUENSANTA

La
Morenica Patrona de Murcia
La devoción del pueblo murciano por Nuestra Señora de la Fuensanta es muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El
Hondoyuelo. Cuenta la leyenda que en esta sierra, situada a unos 5 kilómetros de la capital y ya considerada como enclave sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había hecho brotar la “fuente santa” que dio nombre a la advocación. El pequeño manantial aún hoy riega aquel paraje y desde el siglo XV consta la existencia de una ermita en honor a la Virgen coronando el lugar.
Así la sierra del
Saler, desde tiempos muy remotos, dio cobijo en sus cuevas a una serie de anacoretas que, convertidos más tarde a la vida cenobítica, daría lugar a diversos conventos y al Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, Patrona de Murcia, situado en Algezares. Al principio era una humilde ermita llamada del Hondoyuelo, servida por el ermitaño Pedro Busquete. En el siglo XV se hace referencia a una ermita y una fuente, a esta última se la denomina santa.
LA IMAGEN
En cuanto a la imagen que da nombre al modesto Santuario primitivo, las noticias son confusas y contradictorias: mientras unos refieren la existencia de una antiquísima imagen de María, cuya antigüedad acercan al dominio de los visigodos, otros dicen que se la llamaba de la Encarnación y que no llevaba imagen del Niño. También cuentan que al construir el Obispo fray Antonio María de Trejo, franciscano, el retablo del Trascoro de la catedral, dedicado a la Purísima, hizo llevar al Santuario del Monte la primitiva imagen de la Virgen de las Fiebres, que hasta el siglo XVII había permanecido en la catedral. Fue a finales del siglo XVII cuando comenzó a designarse con el título de la Fuensanta a la imagen de la Virgen de las Fiebres. La imagen de la Virgen, es una escultura del siglo XV, de madera estofada.
LOS MILAGROS MAS IMPORTANTES
El año 1694, por la gran sequía reinante, se trajo como de costumbre la imagen de la Virgen de la
Arrixaca, patrona de Murcia desde los tiempos de la reconquista, a la catedral y se celebraron las rogativas, pero sin resultado alguno. Alguien sugirió la idea de traer también en rogativa, desde su Santuario del Monte, a la Virgen de la Fuensanta, cuyo patronato ejercía el Cabildo Catedralicio. El Obispo se puso en contra de tal decisión, pero entre el Cabildo de la Catedral y los Padres Capuchinos se trajo la imagen. Después de una serie de incidentes llovió y nevó abundantemente, con lo que creció enormemente el prestigio de esta imagen de la Fuensanta, en detrimento de la de Arrixaca, cuyo culto y devoción comenzó a declinar. Durante las grandes epidemias que asolaron la Región de Murcia los años 1834, 1854, 1865 y 1885, así como en las numerosas riadas, el Patrocinio de la Virgen fue evidente, y así lo reconocieron los murcianos.


RECONOCIMIENTOS
En un arranque de fervor patriótico, durante la Guerra de la Independencia, la Virgen de la Fuensanta fue proclamada Generala de las tropas españolas el 27 de mayo de 1808. El Brigadier don Pedro González de Llamas Molina le ofrendó su fajín de general, que todavía ostenta, y dio nombre a un batallón de caballería. Es Patrona de Murcia desde 1731. El 24 de abril de 1927 fue coronada canónicamente por el nuncio apostólico, el futuro cardenal
Tedeschini..


Fuente
: http://www.lavirgendelafuensanta.es.tl/HISTORIA-VIRGEN-DE-LA-FUENSANTA.htm

Virgen de Aranzazu

Patrona de Oñate (Guipuzcoa) y del País Vasco
Año 1468
Fiesta 9 de Septiembre




Virgen de Aranzazu
Historia
En esas labores se encontraba cuando, repentinamente, reparó en un objeto claro que destacaba entre los espinos del valle y, al aproximarse, vio que se trataba e una imagen de Nuestra Señora, tallada en la blanca piedra de la región.

Sin dar crédito a lo que veía y sin poder contener su entusiasmo, Rodrigo exclamó: “¡ArantzaZu!, ¡ArantzaZu!”,expresión que en lengua vasca significa: “Tú entre los espinos!”.

La novedad recorrió los valles y las comarcas cercanas y poco después otras regiones de España comentaban el suceso.

El historiador español Esteban Garibay (1535-1599), bibliotecario y cronista de la corte de Felipe II, oriundo de las tierras vascas, dejó constancia del hecho en su monumental historia de España, dando cuenta que
a poco de descubierta la imagen, el lugar del hallazgo comenzó a ser visitado por innumerables peregrinos y que tanto la fama como los milagros de la Virgen, se multiplicaron.
En la primera mitad del siglo XV se estaban produciendo en los diferentes territorios del País Vasco las guerras de bandos que enfrentaban a los oñacinos y a los gamboínos, que arrastraron al país a la ruina. Sobre esas mismas fechas se produjo una gran sequía, que algunos achacaron a un castigo divino por las atrocidades de la guerra. Fue por entonces cuando apareció la imagen de la Virgen en el monte Aloña.
Según cuenta la leyenda, fijada en torno a 1468, el pastor Rodrigo de Baltztegi encontró la imagen de la Virgen. Éste bajó al pueblo, que estaba realizando rogativas para que terminara la sequía, y les contó el hallazgo, indicándoles que debían ir en procesión hasta el lugar donde estaba la Virgen para que comenzara a llover; cosa que sucedió cuando bajaron la imagen hasta la villa.
Se constituyó la Cofradía de Aránzazu, de la que formaron parte los nobles de Oñate. Esta cofradía, que en sus inicios sólo era para los vecinos de Oñate y Mondragón, desaparecería en 1834. Juana de Arriarán apoyó económicamente el incipiente santuario y construyó una hospedería para peregrinos al lado de la ermita de la Virgen y mandó llamar a su hijo, Pedro de Arriarán, que era fraile mercedario, para que se instalara en el lugar con varios frailes de dicha orden, erigiendo un monasterio con la licencia del Conde de Oñate. Para 1493 ya está establecida la comunidad Mercedaria en Aránzazu.
Los Mercedarios abandonarían pronto el monasterio. Pedro de Arriarán intentó entonces que los Franciscanos se hicieran cargo de las instalaciones, para lo que incorporó Aránzazu a la Provincia Franciscana de Castilla; pero surgieron problemas que hicieron imposible el proyecto, y en 1508 fueron los Dominicos quienes se hicieron cargo del convento y el santuario.
En 1510 se nombró prior al dominico fray Domingo de Córdova Montemayor. Los franciscanos entraron en pleitos con los dominicos por la pertenencia del monasterio, logrando sentencia favorable del tribunal de la Rota en 1512, por lo que dos años después, el 22 de abril de 1514, las instalaciones fueron entregadas a los franciscanos. No sólo fueron los dominicos y franciscanos los que pleitearon para conseguir quedarse con el complejo espiritual; también los Jerónimos intentaron hacerse con él. Fue la propia Juana de Arriarán quien abogó delante de la reina Juana la Loca y llamó a los Jerónimos al santuario. Esto queda recogido en una bula del papa León X.

LOS SUCESOS DEL SANTUARIO
Para 1553, las instalaciones monacales estaban totalmente acabadas y en funcionamiento. Ese año sufren un incendio que las destruye por completo.

En este incendio se perdieron los archivos y los exvotos que se guardaban en claustro, testimonio de los agradecimientos de las gentes que acudían al lugar en busca de remedio.

Mediante la colaboración y la donación de los fieles y nobles se levantó un nuevo convento que era mucho mejor que el anterior y levantado en un tiempo muy breve. En 1567 ya estaba terminada la obra del nuevo convento y se plantean la realización de reformas en la iglesia que se había salvado del incendio. Solo la construcción del nuevo altar y crucero tardo dieciocho años. En 1621 se trasladó y ubicó en el nuevo altar a la Virgen. Las autoridades católicas de Roma otorgaron un solemne jubileo.

El 22 de julio de 1622, poco después de la inauguración de la nueva iglesia, otro incendio devasta las instalaciones. La Virgen se salva de las llamas pero todo lo demás queda destruido.

Después del nuevo incendio se volvió a la reconstrucción de las instalaciones. La nueva iglesia contaba con dos capillas superpuestas quedando la superior a
servio de la Virgen. Vistieron la instalaciones con varias obras de arte que el propio Luzuriaga dice que eran riquísimas y artísticas joyas. La Virgen se mantenía detrás de un velo muy fino que solía ser levantado por dos monjes a petición de los peregrinos y rodeada de doce candelas y dos hachones. A la iglesia sucedió la construcción de otras dependencias de las instalaciones, como hospedería de peregrinos y aulas de enseñanza.
El siglo XIX fue muy poco favorable para el Santuario guipuzcoano. El 9 de agosto de 1809 el rey José Bonaparte, hermano de Napoleón Bonaparte y puesto por él, firmó una Orden que suprimía las ordenes religiosas y embargaba sus bienes. El 2 de julio de 1810 se traslada la imagen de la Virgen de Aranzazu a la iglesia parroquial de San Miguel de Oñate. El 11 de septiembre de 1822 el santuario es atacado por un capitán de la Armada que prende fuego a algunas instalaciones causando daños menores. La comunidad religiosa abandona, temporalmente el convento refugiándose en la capellanía de franciscanas de Bidaurreta, en Oñate, llevando la Virgen con ellos. El día 11 de junio de 1823 se volvería a subir a Aranzazu la imagen.

Las tropas Liberales a mando del general Rodil, en el transcurso de una de las guerras carlistas, al considerar a los frailes defensores del absolutismo de Fernando VII, destruyen las instalaciones del convento y el propio santuario el 18 de agosto de 1834 llevando presos a los componentes de la comunidad franciscana.

Pronto se volvió a realizar la construcción de unas instalaciones provisionales que albergaban a la imagen y algunos, pocos, frailes que la cuidaban. El 14 de julio de 1844 el Jefe Político de Guipúzcoa da licencia para comenzar las obras de restauración de las instalaciones de Aranzazu y dos años después, el octubre de 1844 se termina la obra que se inaugura el 17 de noviembre. En la procesión que llevó a la Virgen desde Oñate a su nueva iglesia de Aranzazu participaron más de 10.000 personas.


El 13 de septiembre de 1885 era la fecha elegida para la coronación de la Virgen de Aranzazu, siendo esta la primera coronación canónica que se realiza en el País Vasco. Las circunstancias de una epidemia de cólera hacen que se realice la coronación el 6 de junio de 1886.

Las instalaciones del santuario van completándose y en 1892 se inaugura el retablo mayor de la iglesia.

El 23 de enero de 1918 se nombra a la Virgen de
Aranzazu patrona de la provincia de Guipúzcoa. Ya había sido adoptada por la comunidad franciscana en 1738 como Patrona de la Provincia franciscana de Cantabria, que comprendía a: el País Vasco, Navarra, Santander (hoy comunidad de Cantabria) y Burgos.

Fuente: wikipedia, http://foros-virgen-maria.blogspot.com




Virgen de los Desamparados

Patrona del Reino de Valencia
Año 1411





Virgen de los Desamparados
La Virgen de los Desamparados (Mare de DéudelsDesamparats, en valenciano) es una advocación de la Virgen María. El 24 de febrero de 1409 el padre Jofré se dirigía a la catedral para pronunciar un sermón durante la Cuaresma, cuando presenció el linchamiento de un enfermo mental en una calle de Valencia próxima a Santa Catalina (actual Martín Mengod, anteriormente llamada Platerías). Este hecho le llevó a tomar la decisión de fundar un hospicio para enfermos mentales. La hermandad se constituyó bajo la advocación de "Nostra Dona Sancta delsFollsInnocents e Desamparats"(Nuestra Señora de los locos e inocentes).
El objetivo de la hermandad era atender a los locos, no obstante y debido a la hambruna de la época y el gran índice de orfandad debido a la peste negra, las calles se encontraban numerosos niños desamparados. El hospicio se amplió para recoger a los niños desamparados, expósitos y abandonados.
Dos años después nombraron patrona de la hermandad a la Virgen como madre de los desamparados allí acogidos, renombrando la advocación como de Virgen de los Desamparados.
El año 1414 llegaron tres jóvenes, vestidos de peregrinos, a la cofradía. Al recibirles el hermano cofrade que vivía en la casa, le dijeron que en tres días les podían hacer una imagen de la Virgen si les daban un lugar donde hacerlo y comida. Les llevaron al lugar conocido como La Ermita.
Pasados cuatro días y no oyéndose ningún ruido, forzaron la puerta y encontraron la imagen de la Virgen María. Los misteriosos peregrinos habían desaparecido; poco después sanó la esposa de un miembro de la hermandad, paralítica y ciega. El suceso dio origen a la leyenda de que "la ferenelsàngels" (la hicieron los ángeles).
El 21 de abril de 1885, el papa León XIII concedió una Bula pontificia por la que nombraba patrona de Valencia a la Virgen de los Desamparados.

"Generalísima de nuestrosEjércitos
El Regimiento de Infantería nº5 "Mare de DéudelsDesamparats" se levantó en Barcelona en julio de 1713 para defender la ciudad contra los ataques borbónicos en el último episodio de la Guerra de Sucesión Española. Este regimiento recogió todos los soldados valencianos que se encontraban encuadrados en el Regimiento nº1 "Ahumada" que debía de ser evacuado. Decidieron quedarse en Barcelona y lucharon hasta la muerte, sacrificando sus vidas por los fueros del Reino de Valencia y del Principado de Cataluña.
El 24 de enero de 1789 el "Consell" (Consejo) de Valencia pidió honores militares para la Virgen, de la misma forma que se hacían para la Virgen del Pilar. El 25 de mayo de 1809, no se sabe muy bien si el Consell o el Ayuntamiento, reiteró la petición.
En la Guerra de la Independencia, el 6 de marzo de 1810, el general Caro, Capitán General de Valencia (máxima autoridad del reino de Valencia), pidió al Arzobispo Company que permitiera que la Virgen de los Desamparados fuera nombrada “Generalísima de nuestros Ejércitos", como muestra de gratitud por haberles permitido salir victoriosos en el primer asalto napoleónico de Valencia.
El General Caro, en ceremonia realizada en la Catedral de Valencia, le entregó el fajín de Generala y el bastón de mando, y se dispuso que cuando saliera la imagen el día de su fiesta, se le rindieran los honores militares de ordenanza “y se disparara la artillería del Baluarte”.
Estas órdenes fueron reiteradas por la Capitanía General de Valencia el 18 de marzo de 1854 y por el Jefe de Estado español en 1947.[1] Finalmente le fueron concedidos los honores militares, así como el título de Alcaldesa Perpetua de la ciudad de Valencia; razón por la que lleva el fajín de Capitana General y el bastón de mando, respectivamente.
Coronación de la Virgen
A pesar de ser la patrona de la ciudad de Valencia, la imagen no había sido coronada canónicamente. El arzobispo de Valencia, el cardenal Enrique Reig Casanova, fue el impulsor de la idea de la coronación de la Virgen.
El 15 de octubre de 1921, el papa Benedicto XV concedió el privilegio para la coronación.
El día 12 de mayo de 1923, sábado, tuvo lugar la ceremonia de la coronación de la Virgen en el Puente del Real. Hasta allí, la imagen acudió con una diadema de flores, discurriendo por las calles engaladas de la ciudad. Acudieron al acto el rey Alfonso XIII y su esposa, la reina Victoria Eugenia, así como el nuncio del papa Pío XI, Federico Tedeschini, y el arzobispo de Burgos, de origen valenciano, el cardenal Benlloch. El alcalde Juan Artal entregó la corona, confeccionada con joyas donadas por los valencianos; mientras era colocada sobre la cabeza de la Virgen, sonaron las 21 salvas de honor de los cañones del Regimiento de Artillería y se entonaba el Himno Nacional. Para la ocasión se creó el Himne de la Coronació de la Mare de DéudelsDesamparats (Himno de la Coronación), que aún hoy se canta en días y actos señalados, como su festividad en mayo o en la ofrenda durante las Fallas en marzo. El Himno fue estrenado ese día por un coro extraordinario de más de 1500 voces, como regalo del pueblo valenciano a La Geperudeta.

Himno de la Coronación
La pàtriavalenciana
s´emparabaix ton mant
¡Oh, Verge Sobirana
de terres de Llevant!.
La terra llevantinareviu en taCapella
en fer-voshomenatge de puriveramor.
Puixsou la nostra Reina ivostraImatgebella
pareixqueestáenvoltada de màgicresplendor.
La rosaperfumada, la místicaassutzena,
Lo seu verger formarenalspeus de ton altar.
I fervorós en elles, lo valenciàt´ofrena
La devocióméssantaqueespugaprofessar.
En terresvalencianes
La fe per Vós no mor
I vostraImatge Santa
Portemsempre en lo cor.
Salve, Reina del celi la terra;
Salve, Verge delsDesemparats;
Salve, sempreadoradaPatrona;
Salve, Mare del bonsvalencians.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_de_los_Desamparados

Virgen de Guadalupe de Extremadura

Patrona de Extremadura
Año 1326
Fiesta 8 de Septiembre




La Virgen de Guadalupe

Historia y Leyenda secular Guadalupe es nombre de río: en su origen árabe significa <río escondido». Es también nombre de siega, y de pueblo que circunda el monasterio y santuario del mismo nombre. Pero el corazón de lo guadalupano, y de toda Extremadura, es la Virgen de Guadalupe.
Como en tantas otras advocaciones marianas medievales, la leyenda señala como autor de la sagrada imagen al evangelista San Lucas. Según la leyenda, la imagen estaba en Bizancio (Constantinopla, Estambul), de donde fue llevada a Roma, y de Roma llegó a España, como regalo del papa San Gregorio a San Lean dro. Al ser tomada Sevilla por los invasores musulmanes, la imagen fue llevada a Extremadura por los cristianos sevillanos que huyeron de la invasión islámica y quisieron salvar lo de mayor valor: la imagen de la Virgen fue escondida en el cauce de una rambla, río seco (o «escondido»: guada‑lupe) que sólo lleva agua cuando llueve torrencialmente. Los que llevaron la imagen murieron al cabo de los años, sin dejar a sus descendientes indicación alguna de dónde se hallaba escondida la imagen mariana. Al cabo de cinco siglos, un pastor entre tantos como conducían sus rebaños por aquellos parajes, halló milagrosamente la sagrada imagen. El nombre del pastor está indisolublemente unido a la Virgen de Guadalupe: Gil Cordero.
¿Qué puede haber de cierto en esa leyenda? Descartada la autoría de San Lucas ‑que ciertamente trazó con mano maestra los rasgos humanos y cristianos de María en su Evangelio‑, alguna relación parece tener con el oriente cristiano y con el intermediario, San Leandro. No es descabellado afirmar que la talla pudo tener su origen en Bizancio, por la madera de ébano oriental en que está esculpida. Por otra parte, las tierras cercanas a Guadalupe tienen bastante relación con San Leandro y los «cuatro santos hermanos cartageneros»»: Leandro (,, 13 de noviembre), Isidoro (,Y 26 de abril), Fulgencio (,‑ 16 de enero) y Florentina (.‑ 20 de junio). Los sepulcros de los dos últimos están situados a pocos kilómetros de Guadalupe, en Berzocana.
La historia de Guadalupe comienza, sin duda, con el hallazgo de Gil Cordero, que comunicó a los clérigos del lugar la sorprendente invención de la imagen, a la que edificaron una modesta capilla. En 1336, el rey Alfonso XI, que acudió a venerar la imagen de la Virgen, ordenó que se erigiese en su honor un gran templo de estilo mudéjar, cuyos muros perduran desafiando el correr de los siglos.
El rey quedó tan prendado de aquella imagen morena, que, cuando iba a emprender la histórica batalla a orillas del río Salado, en la actual provincia de Cádiz, contra los benimerines, confió su suerte a la Virgen de Guadalupe. La batalla del Salado tenía todas las características de cruzada contra los moros. Por eso, ayudaron al rey castellano tropas portuguesas y navíos de la Corona de Aragón. Después de la victoria, el 30 de octubre de 1340, Alfonso XI de Castilla acudió a postrarse a los pies de la Virgen de Guadalupe, para rendir tributo de gratitud a quien había hecho posible la derrota de los enemigos musulmanes, que ya no podrían invadir la península Ibérica, porque se les había cerrado la puerta del Estrecho. El monarca castellano distinguió con su patronazgo el santuario de Guadalupe.

LA ORDEN JERÓNIMA, EN GUADALUPE
Años más tarde, en 1389, llegarían a Guadalupe los beneméritos monjes jerónimos, que se harían cargo de fomentar el culto mariano. Fray Yáñez de Figueroa fue el primer prior de Guadalupe.
De 1389 a 1835 ‑año histórico de la exclaustración que tan duro golpe iba a dar a la orden jerónima afincada mayoritariamente en territorio español‑ permanecieron los jerónimos en Guadalupe
Cuatrocientos cuarenta y seis años de esplendor en torno a la Virgen de Guadalupe, a la que acudían millares de peregrinos.
A raíz del descubrimiento de América, en el que tanta importancia tuvieron los conquistadores extremeños, Guadalupe adquirió renombre en ultramar. Los primeros indios que llegaron a España con los conquistadores fueron llevados a Guadalupe para recibir las aguas bautismales al amparo de la Virgen de Guadalupe. De aquí partían los conquistadores y los emigrantes, y aquí iniciaban su vida cristiana los primeros indios que llegaban a España. Santa María de Guadalupe, presente en el ir y venir de españoles e hispanoamericanos, unidos en una misma fe en Jesucristo, el hijo de la Virgen.
De 1835 a 1879, con la ausencia de los jerónirnos, cuya orden había sido suprimida por real decreto, el santuario y la devoción a la Virgen de Guadalupe decayeron notablemente, hasta el punto de temer que quedaran relegados al olvido como acontecimiento histórico del pasado. Permanecía abierto el santuario, que ejercía de parroquia. Y permanecía la Virgen, alentando la llegada de tiempos mejores.
LOS FRANCISCANOS, CUSTODIOS DE GUADALUPE
En 1879, un hecho histórico vino a despertar el interés por Guadalupe: el templo mariano fue declarado monumento nacional. Las gentes de los alrededores descubrieron la joya que tan cerca tenían y casi ignoraban. Y, dieciocho años después, como síntoma claro de que la devoción a la Virgen de Guadalupe volvía a ser parte esencial de la fe católica del pueblo extremeño, era declarada Patrona de Extremadura, en 1907. Dos acontecimientos, que decidieron a la jerarquía eclesiástica a tomar muy en serio el fenómeno religioso guadalupano.
La orden jerónima permanecía sin restaurarse. Y se decidió ofrecer a los franciscanos la custodia de Guadalupe. Desde 1908, los hijos de San Francisco han trabajado duro para restaurar Guadalupe, material, artística y, sobre todo, espiritual
mente. A los veinte años de su llegada, los franciscanos lograron dar un paso importante en la historia de Guadalupe: la coronación canónica de la Virgen.
En 1953, a los veinticinco años de la coronación, Félix Granda logra para la sagrada imagen un trono nuevo, verdadera obra de arte, enmarcado en el camarín barroco: jaspe y mármoles, esmaltes y plata, componen el entorno de la secular imagen. Allí quedan plasmados, a la vista de los miles de peregrinos que continúan acudiendo a Guadalupe, las escenas evangélicas de la vida de la Virgen y la historia particular de Nuestra Señora de Guadalupe.
Cada 6 de septiembre, Guadalupe ‑santuario, explanada, dependencias y pueblo‑ son incapaces de acoger a los miles y miles de extremeños, que vienen a celebrar la fiesta de su Patrona, que, desde el nacimiento de la Comunidad Autónoma de Extremadura, es también la fiesta civil de Extremadura. Santa María de Guadalupe, tan presente siempre en el corazón de cada extremeño, esté donde esté, sigue siendo el faro que indica dónde está el puerto de salvación: Jesucristo, el Señor, que, como regalo más preciado antes de morir en la cruz, nos dejó a la Madre en herencia perpetua. JSÉ A. MARTINEZ PUCHE, O.P.

Fuente: http://www.serviciocatolico.com/files/virgen_guadalupe.htm

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Icono oriental antiguo de origen desconocido.
Siglo XV
Fiesta: 27 de junio.




Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití.
El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.
Historia
En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.
Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordóun navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante  tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.
Cae la pintura en manos de una familia
Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen. 
Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse  de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.
La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.

Accede la viuda a entregar la pintura
Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.
La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.
En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro. 
Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.
Hallazgo de un sacerdote Redentorista
Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su cede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones: La iglesia actual de  San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir: "Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides". El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego. 
Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.
Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.

Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia. Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.
El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada. Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán. También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.
Aparece y se venera, por fin, el cuadro de Nuestra Señora
Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.
A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.
La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios
A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.
Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes.
Signos de la imagen de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro
(conocida en el Oriente bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión)
Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.
Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: owu significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.
Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.
Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.

Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.
En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.

Fuente: http://www.corazones.org/maria/perpetuo_socorro.htm

jueves, 12 de septiembre de 2013

Nuestra Señora del Pino

Patrona de Las Palmas y de la Isla de Gran Canaria
Año 1481





La imagen de la Virgen María fue hallada en Teror, en lo alto de un pino.  Fernando Hernández Zumbado, en el siglo XVII narra: "Nuestros padres nos han dicho que dirigidos por un resplandor maravilloso, la encontraron en la eminencia de un pino, roedeada de tres hermosos dragos, de cuyas ramas se formaba una especie de nicho: que una lápida muy tersa le servía de peana y que del tronco de aquel árbol nacía una fuente perenme de aguas medicinales".
Fue coronada canónicamente el 7 de septiembre de 1905. Nueve años mas tarde, don Angel Marquina y Corrales la declaró patrona de la diócesis
Fuente: http://www.corazones.org/maria/pino_nra_senora.htm

Cuenta la leyenda que la Virgen María se apareció sobre la copa de un pino a un grupo de vecinos en los bosques de Teror. Se desconoce la fecha exacta en la que comenzó la historia de la Virgen del Pino, y se data oficialmente su inicio en 1481.
La admiración por esta imagen mariana se consolidó con rapidez más allá de las fronteras de la localidad, hasta el punto de ir ganando peso frente a las restantes representaciones de las vírgenes que existían ya en la Isla, algunas con gran arraigo.
Tras ser venerada durante siglos por los grancanarios, la Virgen del Pino Fue coronada canónicamente el 7 de septiembre de 1905. Nueve años mas tarde, don Angel Marquina y Corrales la declaró patrona de la diócesis .
Sin embargo, el proceso de consolidación de su culto no se produce hasta el año 1914, fecha en la que el Papa Pío X la declara oficialmente Patrona de la Isla y de la provincia de Las Palmas.

Fuente: http://www.grancanaria.com/patronato_turismo/16167.0.html