Fiesta: 12 de Septiembre
Año 1683

Dulce Nombre de María
Fiesta: 12 de Septiembre
Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683>>
Jesús Marí Ballester
Ha sido Lucas en su 
evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la 
Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido 
del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella.
 El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de 
mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con 
"mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de 
África que produce incienso y perfume.
En el Cantar de los 
Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos 
humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a 
recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me
 levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis
 dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos 
regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, 
encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y 
abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, 
como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se 
hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas
 desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya 
llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los 
filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos 
todos bellos y sugerentes.
EL NOMBRE Y LA MISION
En
 la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a 
los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús
 le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá,
 Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". 
María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin 
embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el 
nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y 
Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, 
ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer 
que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su 
calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir
 a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en 
interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná,
 mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la 
Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de 
la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la 
humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y 
amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.  
En el año de 1682 unos 
mercaderes encontraron en la orilla del Mar del Sur salvadoreño una caja
 abandonada; Estaba tan bien sellada que no pudieron abrirla con sus 
herramientas.   Seguros de que contenía algún objeto valioso, ataron la 
caja sobre el lomo de su burra y la llevaron a la ciudad de San Miguel. 
 Esperaban poder allí encontrar como poder abrirla. Llegaron a la ciudad
 el 21 de noviembre.  Con la intención de asegurar la propiedad del 
posible tesoro, se dirigieron primero a las autoridades del lugar para 
dar cuenta del hallazgo; cuando al pasar por delante de la iglesia 
parroquial, hoy Catedral, la burra se echó en tierra sin que nadie 
pudiese moverla de ahí.   Entonces, sin esfuerzo alguno lograron abrir 
la caja y descubrieron que el tesoro que contenía era una hermosa imagen
 de Nuestra Señora con el Niño en brazos.
El origen de la imagen 
permanece en el misterio, pues nunca se pudo conocer qué destino tenía 
aquella caja, ni cómo llegó a las playas del Salvador. Se cuenta que al 
arribar la imagen había una cruenta lucha entre los habitantes de la 
región y al correr la voz del maravilloso hallazgo, todos depusieron las
 armas e inmediatamente cesaron las hostilidades; también se refiere que
 en las luchas fratricidas del 1833, el bando triunfador, en vez de 
tomar represalias, como se esperaba, hizo colocar la bendita imagen en 
el atrio de la parroquia y a los pies de María se juró solemnemente no 
guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la paz 
germinara en fraternidad y reconciliación.  Ciertamente un milagro 
maravilloso. Por esto dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra 
Señora de la Paz, cuya fiesta litúrgica se celebra el 21 de noviembre, 
en recuerdo de 
su llegada a la ciudad de San Miguel.
su llegada a la ciudad de San Miguel.
ORACION DE INTERCESION A LA VIRGEN DE LA PAZ
Señor Jesucristo que dijiste a tus Apóstoles mi paz os dejo, mi paz os doy, no atiendas a nuestros pecados, sino a la fe de tu Iglesia y a la poderosa intercesión de nuestra Madre la Santísima Virgen de la Paz.
Por ella te pedimos, Señor, la paz de nuestras almas perdonando nuestras culpas y dándonos la gracia de no volver a cometerlas. Para que, puestas en paz con Dios nuestras conciencias merezcamos obtener los favores que pedimos en este triduo por la valiosa intercesión de tu Santísima Madre de la Paz.
Amén.
Señor Jesucristo que dijiste a tus Apóstoles mi paz os dejo, mi paz os doy, no atiendas a nuestros pecados, sino a la fe de tu Iglesia y a la poderosa intercesión de nuestra Madre la Santísima Virgen de la Paz.
Por ella te pedimos, Señor, la paz de nuestras almas perdonando nuestras culpas y dándonos la gracia de no volver a cometerlas. Para que, puestas en paz con Dios nuestras conciencias merezcamos obtener los favores que pedimos en este triduo por la valiosa intercesión de tu Santísima Madre de la Paz.
Amén.
Fuente: http://webcatolicodejavier.org/VirgenDeLaPaz.html
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