Patrona de Cuba
Año 1612
Fiesta 8 de Septiembre

HISTORIA
-Padre Jordi Rivero
Alonso de Ojeda y los 
primeros conquistadores de Cuba pretendían imponerse a los indios. Estos
 los repulsaron y los españoles tuvieron que huir atravesando montes y 
ciénagas para salvar sus vidas. Así llegaron al poblado indio de Cueiba en la zona de Jobabo. Los indios al verlos en tan mal estado tuvieron compasión de ellos y les auxiliaron.
En agradecimiento Alonso 
Ojeda construyó una pequeña ermita con ramas de árboles, posiblemente la
 primera en suelo cubano. Allí colocó una Imagen de Nuestra Señora que 
era su preciada pertenencia. Cumplió así el voto que había hecho de 
entregar la Imagen si salía salvo de aquella situación. Enseñó a los 
indios a decir el "Ave María" y aquella expresión se propagó tan rápido 
entre los indios que mas tarde Cuba se llegó a conocer como la isla del 
"Ave María".  No hay razón para 
pensar que fuese aquella la imagen de la Virgen de la Caridad que se 
aparecerá después. Pero la Virgen ya se hacía presente en Cuba 
preparando el camino.
Una gran enseñanza: La 
Virgen quiso que la evangelización no partiera de la prepotencia sino 
desde la humildad y el agradecimiento.
Sin comprender muy bien la 
religión, los indios de aquel lugar veneraron la Imagen y mantuvieron la
 ermita con gran esmero cuando Ojeda se marchó.  Así ocurría cuando llegó el Padre de las Casas al poblado de Cueibá. 
En el siglo XVI aumentó en 
Cuba la cría del ganado. Era necesario para los españoles en camino 
hacia los nuevos territorios. En 1598 comenzó la explotación del cobre 
en las montañas de la región oriental de la isla. A 15 leguas de las 
minas el gobierno español estableció el hato de Varajagua o Barajagua que contaba con mucho ganado. Por eso era necesaria la sal que prevenía la corrupción de la carne. 
El hallazgo
Alrededor del año 1612 o a 
los inicios de 1613, fueron a buscar sal en la bahía de Nipe dos 
hermanos indios y un negrito de nueve o diez años. Se llamaban 
respectivamente Juan de Hoyos, Rodrigo de Hoyos y Juan Moreno, conocidos
 por la tradición como "los tres Juanes". Mientras iban por la sal 
ocurrió la aparición de la estatua de la Virgen. He aquí el relato de 
Juan Moreno, dado en 1687, cuando tenía ochenta y cinco años:
"...habiendo ranchado en 
cayo Francés que está en medio de la bahía de Nipe para con buen tiempo 
ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo 
Francés antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este
 declarante, embarcados  en una 
canoa para la dicha salina, y apartados de dicho cayo Francés vieron una
 cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podía
 ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos
 indios "parece una niña", y en estos discursos, llegados, reconocieron y
 vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima con un Niño 
Jesús en los brazos sobre una tablita pequeña, y en dicha tablita unas 
letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: "Yo soy
 la Virgen de la Caridad", y siendo sus vestiduras de ropaje, se 
admiraron que no estaban mojadas. Y en esto, llenos de alegría, cogieron
 sólo tres tercios de sal y se vinieron para el Hato de Barajagua...“
El administrador del término
 Real de Minas de Cobre, Don Francisco Sánchez de Moya, ordenó levantar 
una ermita para colocar la imagen y estableció a Rodrigo de Hoyos como 
capellán.
Una noche Rodrigo fue a 
visitar a la Virgen y notó que no estaba allí. Se organizó una búsqueda 
sin éxito. A la mañana siguiente, y para la sorpresa de todos, la Virgen
 estaba de nuevo en su altar, sin que se pudiera explicar, ya que la 
puerta de la ermita había permanecido cerrada toda la noche.
El hecho se repitió dos o tres veces más hasta que los de Barajagua
 pensaron que la Virgen quería cambiar de lugar. Así se trasladó en 
procesión, con gran pena para ellos, al Templo Parroquial del Cobre. La 
Virgen fue recibida con repique de campanas y gran alegría en su nueva 
casa, donde la situaron sobre el altar mayor. Así llegó a conocerse como
 la Virgen de la Caridad del Cobre. 
En el Cobre se repitió la 
desaparición de la Virgen. Pensaron entonces que ella quería estar sobre
 las montañas de la Sierra Maestra. Esto se confirmó cuando una niña 
llamada Apolonia subió hasta el cerro de las minas de cobre donde 
trabajaba su madre. La niña iba persiguiendo mariposas y recogiendo 
flores cuando, sobre la cima de una de las montañas vio a la Virgen de 
la Caridad.
La noticia de la pequeña 
Apolonia causó gran revuelo. Unos creían, otros no, pero la niña se 
mantuvo firme en su testimonio. Allí llevaron a la Virgen.
Desde la aparición de la 
estatua, la devoción a la Virgen de la Caridad se propagó con asombrosa 
rapidez por toda la isla a pesar de las difíciles comunicaciones.
Fue en el Cobre, en 1801, que los mineros, alentados por el Padre Alejandro Ascanio, obtienen la libertad por Real Cédula del 7 de abril.
Con los años se adquirió un 
recinto mayor para construir un nuevo santuario que pudiese acoger al 
creciente número de peregrinos, haciéndose la inauguración, con el 
traslado de la Virgen el día 8 de Septiembre de 1927.
Durante la guerra de 
independencia, las tropas se encomendaban a la Virgen de la Caridad. No 
es que se pueda ver a la Virgen como una aliada en la guerra. Mas bien 
ella, como madre, sufre y se preocupa de todos, busca la paz entre sus 
hijos, finalmente cuando los corazones no le permiten otra cosa, busca 
atenuar los odios y fomentar la reconciliación y el perdón. 
Después de la guerra de 
independencia, los veteranos pidieron al Papa que declarase a la Virgen 
de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. En documento firmado el día 10
 de Mayo de 1916 por el Cardenal Obispo de Hostia, Su Santidad Benedicto
 XV accedió a la petición, declarando a la Virgen de la Caridad del 
Cobre Patrona Principal de la República de Cuba y fijando su festividad 
el 8 de Septiembre.
En 1977, el Papa Pablo VI eleva a la dignidad de Basílica al Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.
Durante los meses de 
preparación para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, diez imágenes 
peregrinas de la Virgen de la Caridad recorrieron las distintas diócesis
 del país con gran respuesta del pueblo.
La Virgen de la Caridad fue 
coronada por S.S. Juan Pablo II como Reina y Patrona de Cuba el sábado 
24 de Enero de 1998, durante la Santa Misa que celebró en su visita 
apostólica a Santiago de Cuba. 
La Virgen de la Caridad en el exilio.
Los cubanos exilados en 
Miami por causa del comunismo, habiendo sufrido enormemente por la 
separación o muertes en sus familias, por la pérdida de la patria y de 
todo lo que tenían, se preparaban para la primera celebración de la 
Fiesta de la Virgen de la Caridad en el exilio. Por eso deseaban tener 
una imagen adecuada de la Virgen.
Providencialmente, el mismo 8 de septiembre, de 1961, mientras  ya
 miles se reunían en el Estadio de Miami para celebrar la Misa, llegó al
 aeropuerto de esta ciudad la imagen de la Virgen de la Caridad 
procedente de Cuba. Era la imagen de la Parroquia de Guanabo en la Arquidiócesis de la Habana.  Había
 sido asilada en la embajada de Italia y pasada por la Encargada de 
Negocios de Panamá a su embajada por petición de los cubanos. Aquella 
celebración de profunda emoción, presidida por el Arzobispo de Miami, se
 hizo una tradición que continúa hasta el día de hoy.
Después de la primera 
celebración, la Virgen comenzó un recorrido de los campamentos para los 
niños cubanos exilados que se encontraban sin sus padres. La 
Arquidiócesis de Miami acogió y cuidó de catorce mil niños en aquellos 
primeros años de exilio.
Los cubanos se organizaron 
para construir una Ermita a la Virgen de la Caridad en el exilio. La 
primera piedra de la capilla provisional se puso el 20 de mayo, de 1967 y
 se celebró la Santa Misa.
El 21 de mayo, de 1968 el Arzobispo Carrol
 de Miami, ordena la fundación de la Cofradía de la Virgen de la Caridad
 para reunir a los devotos para honrar a la Virgen y con ella 
evangelizar. En el mismo año comenzaron las peregrinaciones de los 126 
municipios de Cuba que han continuado organizadamente desde entonces. 
El 2 de diciembre, de 1971 se dedicó la Ermita de la Virgen de la Caridad. Presidió el cardenal Kroll, Arzobispo de Philadelfia,
 entonces presidente de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, con
 la presencia del Arzobispo Carroll de Miami y los obispos Boza Masvidal (exilado de Cuba) y Gracida.
En septiembre de 1987, al 
visitar el Santo Padre Juan Pablo II a Miami, la imagen de la Virgen de 
la Caridad se trasladó a la residencia del Arzobispo McCarthy para 
presidir la Capilla privada del Santo Padre. El Papa, en su homilía, 
hizo mención de la Virgen de la Caridad.
Miami cuenta con ciudadanos 
de todos los países hispanos. Desde los años 80, además de los 
municipios cubanos, peregrinan también a la ermita de la Virgen de la 
Caridad de forma organizada, todos los países hermanos de la hispanidad 
durante el mes de octubre.  
El Arzobispo McCarthy, el 14
 de mayo, de 1994 consagró solemnemente el altar de la Ermita que debajo
 guarda visiblemente la primera piedra. Esta piedra contiene tierra de 
las distintas provincias de Cuba que se fundieron con agua que llegó en 
una balsa en la cual perecieron los quince tripulantes que buscaban 
escapar de Cuba.
La Ermita fue ampliada y se añadió una preciosa capilla del Santísimo que fue bendecida por el Arzobispo de Miami, Juan C. Favalora
 el 21 de mayo, fiesta de la Ascensión del Señor. En la Santa Misa que 
el Arzobispo celebró ese día en la ermita, elevo la cofradía a 
Archicofradía de Nuestra Señora de la Caridad.
Los devotos de la Virgen han
 logrado propagar no solo la devoción a la Virgen de la Caridad, sino 
hacer de la Ermita un centro de evangelización de irradiación mundial. 
El instrumento principal de la Virgen para la obra de la Ermita ha sido 
desde el principio Monseñor Agustín Román, hoy obispo auxiliar de Miami,
 siempre ayudado por las Hermanas de la Caridad que ministran en la 
Ermita y la Archicofradía. 
Las verdades que la Virgen de la Caridad nos enseña:
1 -Dios está sobre todo y todos.
La Virgen tiene las manos llenas:
    Con la derecha sostiene la Cruz, camino único de salvación, que debe ser abrazado por todos sus hijos.
    Con
 la izquierda sostiene a su Hijo, el Niño Dios. Así nos enseña la 
importancia de, imitarla a ella que fue fiel, acompañando a Jesús desde 
el comienzo de su vida hasta la Cruz.
2 -Ella (María) es nuestra madre y protectora.
En tiempo de tormenta, la Virgen viene para salvar a aquellos tres Juanes, sus hijos.
La Virgen quiere salvarnos 
hoy de las tormentas que azotan en nuestro corazón. Ella acompañó a los 
Apóstoles cuando se reunieron llenos de miedo en Pentecostés. La Virgen 
nos adentra en su corazón maternal, santuario del Espíritu Santo donde 
nos forja en otros Cristos. La Madre nos protege, nos enseña e intercede por nosotros.
3 -El valor de la Familia.
Jesús quiso nacer y tener 
madre. La Virgen se aparece como madre con su Hijo en los brazos. Ella 
es la madre de todos los que guardan la Palabra. María nos enseña la 
importancia de la Maternidad, la dignidad de la mujer a la que Dios 
mismo confía tan gran misión. Por ende, el respeto que merece. La Virgen
 María es la madre de todas las familias. Al recurrir a ella, la familia
 se consolida en la auténtica caridad que ella nos ofrece: Jesucristo. 
4 -El verdadero amor a la Patria.
El pecado ha llevado al 
hombre a falsos conceptos de lo que es el patriotismo. En su nombre se 
cometen atrocidades. La Virgen nos enseña que la verdadera patria es el 
cielo. La patria de la tierra es amada y edificada no cuando la queremos
 "glorificar" según nuestras ideas humanas sino cuando hacemos la 
voluntad de Dios. A medida que en un país sus hijos hacen la voluntad de
 Dios, ese país se enaltece. "Hágase Tu voluntad en la tierra como en el
 cielo".
El camino de la Virgen para construir la patria es la caridad, o sea, el amor.
1 Corintios 13, 3-8   "Aunque
 repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no 
tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; 
la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es 
decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; 
no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. 
Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba 
nunca"
El amor es la fuerza que une en el bien y vence todo mal.
La Virgen se confía ella misma en las manos de los tres Juanes, hombres  humildes y sencillos que para el mundo no cuentan nada.  Son
 ellos los que la deben introducirla en la patria y fomentar su 
devoción, prendiendo así la chispa que será la esperanza para la 
historia de la patria.
La Virgen pone el futuro de 
Cuba en manos de los humildes, los que no están cargados de la 
prepotencia de sus propias opiniones y soluciones para todo. La caridad 
ha de propagarse por todos los corazones hasta que nos haga capaces de 
sufrir por el bien del hermano, aun de ese hermano a quién antes llamaba
 mi enemigo. Así hacemos patria.
Fuente: http://www.corazones.org/maria/america/cuba_caridad_cobre.htm
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