Vidente: Bernardita Soubirous
Lugar: La Salette, Francia
Fecha: 11 Febrero de 1858
Festividad: 16 de Febrero
-Aprobada, con liturgia y visitas papales
LAS APARICIONES EN LOURDES
El 11 de febrero, de 1858,
era el día elegido para que el cielo se hiciera presente en la tierra.
Ese día cambiaría para siempre, no solo la vida de Bernardita, sino que
marca el comienzo de una fuente de gracia que ha brotado para toda la
humanidad. Fuente que solo crece con el tiempo.
La madre de Bernardita
permitió a esta ir con su hermana menor llamada María, y con otra niña,
al campo a buscar leña seca. El lugar preferido para recoger leña era un
campo que había frente a la gruta. Bernardita por su fragilidad física
se quedó atrás.
Las compañeritas habían
pasado ya el arroyo, pero Bernardita no se atrevía a meterse al agua
porque estaba muy fría. Las demás insistían en que lo hiciese y cuando
ella empezó a descalzarse, un ruido muy fuerte, parecido a un viento
impetuoso, la obligó a levantar la cabeza y mirar hacia todos los lados.
!Qué es esto!,decía. Las hojas de los árboles estaban inmóviles.
El ruido del viento empezó
de nuevo y mas fuerte en la gruta. Y ahí, en el fondo de la gruta, una
maravillosa aparición se destacaba delante de ella. En este mismo
momento empezaron a sonar las campanas de la Iglesia parroquial y se oía
el canto del Ángelus.
Primera Aparición:
Una luz resplandeciente como
la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del cielo, una
Señora prodigiosamente bella se dejó ver por Bernardita. Vestía un
traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado al talle
con un cinta azul; largo velo blanco caía hasta los pies envolviendo
todo el cuerpo. Los pies, de una limpieza virginal y descalzos, parecían
apoyarse sobre el rosal silvestre. Dos rosas brillantes de color de oro
cubrían la parte superior de los pies de la Santísima Virgen. Juntas
sus manos ante el pecho, ofrecían una posición de oración fervorosa;
tenia entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado con una hermosa
cruz de oro.
Todo en Ella irradiaba
felicidad, majestad, inocencia, bondad dulzura y paz. La frente lisa y
serena, los ojos eran azul celeste llenos de amor y los labios mostraban
suavidad y mansedumbre. La Señora parecía saludarla tiernamente
mientras se inclinaba ante Bernardita.
Bernardita buscó su rosario
(que traía siempre en su bolsillo), haciendo, como para defenderse, la
señal de la cruz, pero su mano quedó paralizada. En ese momento la
Virgen tomo la cruz del rosario e hizo la señal de la cruz y le dijo a
Bernardita que lo hiciera como ella.
En ese momento su brazo
paralizado quedó libre. La Señora empezó a pasar las cuentas del rosario
entre sus dedos y Bernardita empezó a rezar el suyo. Al terminar, la
Virgen le hizo señas con el dedo para que se acercara y entendiendo el
brazo, se inclinó dulcemente y sonrió como despidiéndose de Bernardita.
¡La Visión había desaparecido!
Bernardita preguntó a las
otras niñas si habían visto algo y al estas responderle que no, les
contó su experiencia y les pidió silencio. Pero la hermana de Bernardita
se lo contó a su mamá. La madre no le creyó y ordenó a Bernardita que
se dejase de imaginaciones y que le estaba prohibido regresar a la
gruta.
Esa noche, mientras rezaban
el rosario en familia, Bernardita rompió en llantos, repitiendo su
invocación favorita: "Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros
que acudimos a ti"
Segunda aparición:
El día 14 de febrero, las
niñas insistieron en que les dieran permiso para regresar a la gruta.
Todos pensaban que lo que le había pasado a Bernardita era un engaño del
demonio, y entonces le dijeron que fuera a la gruta y rociara agua
bendita. Así huiría el demonio y se quedarían tranquilos.
Cuando llegaron a la gruta, Bernardita les pidió que se arrodillaran a rezar el Rosario.
Apareció de nuevo la Virgen. El rostro de Bernardita se transfiguró.
Esta tiró el agua bendita y dijo: "Si vienes de parte de Dios, acércate a
nosotras". El agua bendita llegó hasta los pies de la Virgen y
sonriendo con mas dulzura se acercó a Bernardita. Tomó el rosario y se
persignó con el. Empezaron ambas a rezarlo.
Al atardecer ya toda la
población comentaba las maravillas que ocurrían en la gruta de Lourdes,
pero a los comentarios se unían las burlas, desprecios e insultos.
Tercera Aparición:
Los padres de Bernardita
empezaron a creerle ya que ella jamás había mentido y se caracterizaba
por su obediencia. Además los convenció la naturalidad con que ella
exponía los eventos y sus mas pequeños pormenores.
El 18 de febrero, una señora
y una religiosa deseaban acompañar a Bernardita a la gruta. Fueron con
ella primero a la Santa Misa de las 5:30 a.m. y de allí se dirigieron a
la gruta. Bernardita caminaba tan rápido que parecía como si una fuerza
superior la empujase hacia allá.
Se arrodilló y empezó el
rezo del rosario, lanzó un grito de jubilo al ver al fondo de la gruta a
la Señora. Le preguntó si se podían quedar sus dos acompañantes y la
Virgen dijo que sí. Ellas también se arrodillaron y se pusieron a rezar
mientras encendían un cirio bendito.
Bernardita le pasó un papel a la Virgen pidiéndole que escribiera cualquier cosa que deseaba comunicarle.
La Virgen le dijo: "Lo que
tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el
regalo de venir aquí durante quince días seguidos". Bernardita se lo
prometió y la Virgen le respondió: "Yo también te prometo hacerte
dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro"
La quincena milagrosa:
El rumor de las apariciones se esparció rápidamente y una gran multitud acudió a la gruta.
19 de febrero:
Llegó Bernardita a la gruta acompañada de sus padres y un centenar de
personas. A partir de este día, iba a todas las apariciones con una vela
encendida.
20 de febrero: Alrededor de 500 personas la acompañaban.
21 de febrero:
Varios miles de personas llenaban todos los alrededores de la gruta.
Hubo un momento en que la aparición parecía hacerse hacia atrás, y como
hundirse en el interior de la roca. Para no perderla de vista,
Bernardita fue acercándose de rodillas. Observó que la Virgen se había
puesto triste. Le pregunto, ¿qué te pasa?, ¿qué puedo hacer?
La Virgen respondió: "Rogad por los pecadores".
Bernardita era objeto de
toda clase de burlas, persecuciones y ofensas. Incluso las autoridades
civiles tomaron carta en el asunto. El comisario llegó a recogerla para
hacerle un largo examen. Amenazó con llevarla a la cárcel si continuaba
yendo a la gruta. Uno de los principales médicos de Lourdes se dedicó a estudiarla,observarla
y examinarla. Este llegó a la conclusión que en Bernardita no había
ningún signo de alucinación, histeria o escape de la realidad. Dijo así:
"Aquí hay un hecho extraordinario, totalmente desconocido a la ciencia y
a la medicina"
Sin embargo, las
persecuciones no terminaron; la policía continuó tratándola
indignamente. El Párroco de Lourdes la defendió enérgicamente. En todo
esto Bernardita se mantuvo firme pero con humildad, nunca tomando una
posición defensiva, ni de ataque contra nadie.
22 de febrero:
La Virgen no se le apareció. Todos se burlaban de Bernardita. Ella
lloraba pensando que quizás había cometido alguna falta y que por eso la
Virgen no se le había aparecido. Pero tenía la firme esperanza de
volver a verla.
Una de las cosas que mas
sorprendía a la gente era ver a una humilde y sencilla pastorcita,
carente de adecuada educación, saludar con gracia y dignidad a la Virgen
al concluir la aparición. Le preguntaron una vez: "Dime, ¿quién te ha
enseñado a hacer tan graciosos saludos?". "Nadie, contestó, no se como
habré saludado, trato de hacerlo como lo hace la Visión y ella me saluda
de este modo cuando se marcha."
23 de febrero: Primera
vez que la Virgen formula una orden concreta. Ante 10 mil personas la
Virgen le da a Bernardita un secreto que solo a ella le concierne y que
no puede revelar a nadie. También le enseñó una oración que le hacía
repetir, pero que no quiso que la diera a conocer.
La Virgen le dijo: "Y ahora,
hija mía, ve a decir a los sacerdotes que aquí, en este lugar, debe
levantarse un Santuario, y que a el debe venirse en procesión"
Bernardita se dirigió
inmediatamente hacia la Iglesia a darle el mensaje al Párroco. El
sacerdote le preguntó el nombre de la Señora, a lo cual Bernardita le
respondió que no sabía.
Después de escucharla, el
párroco le dijo: "Puedes comprender que yo no puedo bastarme de tu solo
testimonio; di a esa gran Señora que se de a conocer; si es la Virgen,
que lo manifieste mediante un gran milagro. ¿No dices que se te aparece
encima de un rosal silvestre? Entonces dile de mi parte, que si quiere
un Santuario, que haga florecer el rosal¨.
24 de febrero:
Toda la gente quiso saber que pasaría con el encargo del Párroco y si
la Virgen haría el milagro del rosal. Bernardita como siempre llegó a la
gruta y se arrodilló, sin poner atención en absoluto a la gente que iba
por curiosidad.
Bernardita le contó a la
Virgen lo que el sacerdote le había pedido. La Virgen solo sonrió, sin
decir una palabra. Después la mando a rogar por los pecadores y exclamo
tres veces: ¨¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!¨Le hizo repetir estas
palabras y Bernardita lo hacia mientras se arrastraba de rodillas hasta
el fondo de la gruta. Ahí le reveló un secreto personal y después
desapareció.
Bernardita por humildad no
relató todo los detalles, pero los testigos contaron que también se le
vio besar la tierra a intervalos, La Virgen le había dicho: "Rogaras por
los pecadores...Besarás la tierra por la conversión de los pecadores".
Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.Bernardita se volvió hacia los asistentes y les hacia señas de: "Ustedes también besen la tierra"
Desde entonces se le fue
encomendada a Bernardita la penitencia por los pecadores. Un día la
Virgen la mandó a subir y bajar varias veces la gruta de rodillas, la
Virgen tenía la cara de tristeza.
"La Virgen me lo ha mandado por mi y por los demás" dijo ella.
25 de febrero:
"Hija mía¨, le dijo en la Visión, ¨quiero confiarte solamente para ti
el ultimo secreto; igualmente que los otros dos, no los revelaras a
ninguna persona de este mundo"
Y ahora -le dijo la Virgen
después de un momento de silencio- ve a beber y lavarte los pies a la
fuente, y come de la hierba que hay allí.
Bernardita miro a su
alrededor pues no miraba ninguna fuente. Ella pensó que la Virgen la
mandaba al torrente y se dirigió hacia allá.
La Virgen la detuvo y le dijo: "No vayas allá, ve a la fuente que está aquí". Le señaló hacia el fondo de la gruta.
Bernardita subió y, cuando
estuvo cerca de la roca, buscó con la vista la fuente no encontrándola, y
queriendo obedecer, miró a la Virgen. A una nueva señal Bernardita se
inclinó y escarbando la tierra con la mano, pudo hacer en ella un hueco.
De repente se humedeció el fondo de aquella pequeña cavidad y viniendo
de profundidades desconocidas a través de las rocas, apareció un agua
que pronto llenó el hueco que podía contener un vaso de agua.
Mezclada con la tierra
cenagosa, Bernardita la acerco tres veces a sus labios, no resolviéndose
a beberla. Pero venciendo su natural repugnancia al agua sucia, bebió
de la misma y se mojó también la cara. Todos empezaron a burlarse de
ella y a decir que ahora si se había vuelto loca. Pero, ¡...misteriosos
designios de Dios!, con su débil mano acababa Bernardita de abrir, sin
saberlo, el manantial de las curaciones y de los milagros mas grandes
que han conmovido la humanidad
El agua milagrosa de Lourdes ha sido analizada por hábiles químicos:
es un agua virgen, muy pura, un agua natural que carece de toda
propiedad térmica. Además tiene la peculiaridad que ninguna bacteria
sobrevive en ella. (Simboliza la Inmaculada Concepción, en cuyo ser
nunca hubo mancha de pecado original ni personal)
26 de febrero:
El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes
había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la
Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a el, sino a toda la
población.
El primer milagro de curación
Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo horriblemente mutilado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano. Mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría..Las negras tinieblas habían desaparecido; no le quedaba mas que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose. Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedo mas remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo mas grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista. Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.
Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo horriblemente mutilado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano. Mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría..Las negras tinieblas habían desaparecido; no le quedaba mas que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose. Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedo mas remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo mas grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista. Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.
La primera vela en la gruta de Lourdes
Un día al final de la
aparición, Bernardita se acerco a su tía que la acompañaba y le dijo:
¿Quieres darme una vela y permitirme dejarla en la gruta? Entonces se
dirigió hasta el fondo de la gruta y allí la dejo encendida, apoyándola
en la roca.
Esta vela quizás en un
momento fue la única; ahora son millones las que arden constantemente
ante la imagen de la Virgen. La vela encendida es un hermoso símbolo: la
cera blanca y virgen de la que esta formada, siempre ha representado la
humanidad que Cristo tomó de María, y que unida a la Divinidad es la
luz del mundo. Como la cera de la vela, esta humanidad sagrada se
consumirá delante de Dios en adoración, suplicas y acción de gracias. La
luz de la vela, resplandeciente y radiante, simboliza la Divinidad del
Hijo de María. La vela encendida representa igualmente al cristiano, que
iluminado por la fe debe consumirse delante de Dios como víctima de
penitencia y amor.
El 2 de marzo,
Bernardita fue de nuevo a ver al párroco de Lourdes, recordándole la
petición de la Virgen de levantar un Santuario en el lugar de las
apariciones. El párroco le contesto que era obra del Obispo quien ya
estaba enterado de la petición y sería el encargado de poner por obra el
deseo celestial de la Visión.
Ultimo día, 4 de marzo,
siguiendo su costumbre, Bernardita, antes de dirigirse a la gruta,
asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran
tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?
La Virgen siempre generosa,
no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un
gran milagro, un milagro maternal, coronación de la quincena de
apariciones. milagro: un niño de dos años estaba ya agonizando, se
llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco
desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en
su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no daba
señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que estaba muy
fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración
del niño. Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva,
sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas.
Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y
Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de
primer orden.
Entonces el gobernador de Tarbes,
ciudad a la que pertenecía Lourdes, reunió a todos los alcaldes de la
zona para dar instrucciones precisas de prohibir de inmediato la
asistencia a la gruta de todo ciudadano. Todo fue en vano, cada día
acudían mas peregrinos de todas partes.
No obstante las
persecuciones, las burlas y las injurias, Bernardita continuaba
visitando la Gruta. Iba a rezar el Rosario con los peregrinos. Pero la
dulce visión no aparecía. Ella ya estaba resignada a no volver a ver a
la Virgen.
El 25 de Marzo,
día de la Anunciación, Bernardita se sintió fuertemente movida a ir a
la Gruta; muy contenta obedeció ese llamado en su corazón, y se fue
inmediatamente hacia la Gruta.
Como era una fecha solemne,
los peregrinos tenían la esperanza de que la Virgen se aparecería y
cuando llego Bernardita se asombró de la cantidad de personas que
encontró. Fue este día 25, en la historia de las apariciones, un día de
gloria. Bernardita volvió a preguntarle a la Señora.."quieres
tener la bondad de decirme quien eres y cual es tu nombre?" (la visión
resplandecía mas que nunca; sonriendo siempre, y siendo su sonrisa la
única respuesta.)
Bernardita insistió..."¿quieres decirme quien eres?, te lo suplico Señora Mía".
Entonces la Señora apartó su
vista de Bernardita, separó sus manos, hizo deslizar en su brazo el
rosario que tenía en sus dedos, levanto a un mismo tiempo sus manos y su
cabeza radiante, en tanto que sus manos se juntaron delante del pecho,
su cabeza se afirmo y, mas resplandeciente que la luz del sol, dirigida
la vista al cielo dijo: "YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN", y así desapareció, dejando en Bernardita esta imagen y ese nombre.
Bernardita, oía por primera
vez esas palabras. Mientras se dirigía a la casa parroquial, para
contarle al párroco (ya que este le había dado el encargo de preguntar a
la visión como se llamaba), iba ella por todo el camino repitiendo
"Inmaculada Concepción", esas palabras tan misteriosas y difíciles para
una niña analfabeta.
Cuando el párroco oyó el
relato de Bernardita, quedó asombrado. ¿Como podía una niña sin ninguna
instrucción religiosa saber el dogma que solo unos cuatro años antes
había la Iglesia promulgado? En 1854, el Papa Pío IX había definido el
dogma de la Inmaculada Concepción.
El sacerdote comprobó que
Bernardita no se había engañado, era ella, la Virgen Santísima, la
soberana Madre de Dios quien se le aparecía en la Gruta.
5 de Abril:
El día lunes de Pascua, volvió a la gruta, rodeada de una verdadera
multitud de personas que oraban con ella. Bernardita arrodillada como
era de costumbre habitual, tenia en la mano izquierda la vela encendida
que le acompañaba en todas las ocasiones y la apoyaba en el suelo.
Absorta en la contemplación de la Reina de los cielos, y mas sabiendo
ahora con seguridad que era la Virgen Santísima, levanto sus manos y las
dejo caer un poco, sin percatarse que las tenia sobre el extremo de la
vela encendida; entonces la llama comenzó a pasar entre sus dedos y a
elevarse por encima de ellos, oscilando de un lado para el otro, según
fuera el leve soplo del viento.
Los que estaban ahí
gritaban: "se quema". Pero ella permanecía inmóvil. Un médico que estaba
cerca de Bernardita sacó el reloj y comprobó que por mas de un cuarto
de hora la mano estuvo en medio de la llama, sin hacer ella ningún
movimiento. Todos gritaban ¡milagro! El medico comprobó que la mano de
Bernardita estaba ilesa.
Después que terminó la
aparición: uno de los espectadores aproximó a la mano de Bernardita la
llama de la misma vela encendida, y ella exclamó: "¿Oh que quiere usted,
quemarme?.
Ultima aparición:
Fue el día 16 de Julio,
día de la Virgen del Carmen. Bernardita se siente de nuevo movida a ir a
la gruta, que esta cercada, vigilada y prohibida. Va acompañado de una
tía y unas vecinas. Bajan por praderas contiguas a la gruta. Se
arrodillaron lo mas cerca posible de la gruta pero sin poder llegar a
ella. Bernardita recibe la ultima visita de la Virgen y diría: "Nunca se
había aparecido tan gloriosa".
Bernardita había cumplido su
misión, con gran amor y valentía ante todos los sufrimientos que tuvo
que sobrellevar y ante todos los obstáculos que el Enemigo puso en su
camino. Su confesor dijo repetidamente: "La mejor prueba de las
apariciones es Bernardita misma, su vida"
RESUMEN DEL MENSAJE DE LA VIRGEN DE LOURDES
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse así:
1-Es un agradecimiento del
cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se
había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se
presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que esta
necesitado de esta virtud.
2-Es una exaltación a las
virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a
Bernardita como instrumento de su mensaje.
3-Un mensaje importantísimo
en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo
importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso
aceptar la cruz.
4-Importancia de la oración,
del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal
de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los
pecadores y del cuidado de los enfermos.
Algunos puntos de reflexión sobre los signos visibles de la primera aparición:
En ellos hay una gran enseñanza espiritual:
1-Rodeada de luz: es el
símbolo de la luz de la fe, a la cual nos abrimos por el Bautismo. La fe
es la luz de la vida con que debemos brillar ante el mundo. Debemos
hacer resplandecer la fe por la santidad de nuestras vidas.
2-La luz era tranquila y profunda: en la fe cristiana hallaremos el reposo para nuestra alma.
3-De belleza incomparable,
no hay nada igual aquí en la tierra: trabajar intensamente por adquirir
la verdadera belleza que es la del alma, a fin de que Dios pueda
contemplarnos con agrado.
4-Ropaje tan blanco, tan puro, tan delicado que jamas
tela alguna pudo imitar: de que pureza tan perfecta y delicada ha de
estar revestida delante de Dios, nuestra alma; ya que el pecado mancha
nuestro blanco ropaje.
5-Pies desnudos, brillando
sobre cada uno de ellos una rosa luminosa: Los pies desnudos nos
predican la pobreza evangélica, esta bella y sublime virtud a la cual
Jesús ha prometido el mismo Reino de los Cielos. Las rosas luminosas:
Jesús nos envía a difundir por todas partes el buen olor de Cristo, el
divino perfume del Evangelio.
6-Las manos siempre juntas,
con el santo rosario: en ferviente oración, orando siempre y sin
interrupción. La oración nuestro alimento constante, la respiración del
alma, pues todas las virtudes solo nacen en un alma que ora.
¡Nuestra Señora de Lourdes...........Ruega por nosotros
MILES DE CURACIONES
Hay al menos 66 historias
clínicas que documentan científicamente los milagros. Miles más sin duda
han ocurrido y continúan ocurriendo pero no forman parte de la
documentación del santuario la cual es en extremo rigurosa. También
hay innumerables curaciones del alma que son las mas importantes.
LA PIEDAD DE BERNARDETTE VENCE LAS PRUEBAS
Dos virtudes resaltaban en Bernardette:
la piedad y la modestia. Para ser piadoso no es necesario ser sabio.
Aún cuando se hizo religiosa, ella misma decía que no sabía como orar y
sin embargo pasaba largas horas en oración. Y su oración no era
mecánica, sino que le hablaba a Dios y a la Virgen como se habla con una
persona cara a cara. Era pues una oración del corazón, intensa, honesta
y eficaz
Amaba la oración. Ella sabía
muy bien como rezar el Santo Rosario el cual siempre llevaba en su
bolsillo. Lo tenía en sus manos cuando se le apareció la Virgen. Su
primer gesto en momentos de cualquier prueba o dificultad era siempre
tomar su rosario y empezar a recitarlo.
La pequeña escogida por la
Virgen tendría mucho que sufrir hasta el día de su muerte, tanto
sufrimientos morales como físicos; pero nunca debemos olvidar que Dios
guía a esta pequeña niña y que ella responde con humildad, abandono, fe y coraje. Bernardette
poseía además virtudes que serían criticadas durante toda su vida como
"defectos". Por este error de la gente se puso en duda también la
autenticidad de las apariciones.
Esta niña de solo 14 años (cumplidos en Enero 7 1858), tuvo que ser sabia, firme, extraordinariamente valiente y saber discernir,
para poder enfrentarse con las personas que trataban de disuadirla,
entre ellas sacerdotes, obispos, jefes de la policía, procuradores, etc.
Para tener una idea de la
fortaleza interior y la capacidad de su juicio, podemos ver algunas de
las frases que dijo durante los interrogatorios a los que tuvo que
someterse. Después de que el Procurador Imperial, el señor Dutor, hizo quedarse de pie por mucho tiempo a Bernardette y a su mamá, al fin les dijo condescendientemente:
-"Ahí hay sillas. Pueden sentarse"
Bernardette respondió: "No. Pudiéramos ensuciárselas”
En otra ocasión, cuando le preguntaron sobre el idioma en que le habló la Virgen, Bernardette dijo:
-"Ella me habló en dialecto"
-"La Virgen María no pudo haber hablado en dialecto", le respondieron, "Dios y la Virgen no hablan dialecto".
A lo que ella respondió: "¿Cómo podemos saber nosotros dialecto si ellos no lo hablan?"
-"Oh, ¿por qué piensa que me habló en Francés? ¿puedo yo hablar en Francés?"
En la doceava aparición Bernardette le acercó un rosario a la Virgen. Un sacerdote le preguntó después de la aparición: ¿Así que ahora también bendices rosarios?
Bernardette se rió y dijo: "Yo no uso una estola, ¿o sí?."
Otro le preguntó: "Así que Bernardette, ahora que la Virgen te ha prometido que irás al cielo, no necesitas preocuparte del cuidado de tu alma".
Bernardette: "Pero Padre, yo solo iré al cielo si me porto correctamente"
Sus interrogatorios serían
de largas horas, algunas veces días enteros; y sus interrogadores
trataban de engañarla para que contradijera sus declaraciones. Pero ella
se mantenía alerta, en guardia, sabiendo que ellos no querían la
verdad, sino probar que lo había inventado todo.
Bernardette tuvo que enfrentarse frecuentemente con el párroco de Lourdes, Abbé Peyramale,
quién tenía fama por su mal genio. Sin embargo todas las veces que
nuestra santa fue a verlo, a pesar del temor que sentía, nunca se echó
atrás, sino que siempre vencía su natural miedo. Su voluntad de cumplir
con lo que la Virgen le había encargado podía mucho más que el mal
genio del sacerdote.
Y así vemos como Bernardette
cumple los deseos de la Virgen a pesar de grandes obstáculos y de sus
propias flaquezas. Al final, en el último día de las apariciones, el 25
de marzo de 1858, la Virgen revela su identidad dándole a Bernardette la prueba que tanto pedía su párroco para creerle.
Las palabras de la Virgen,
"Yo Soy la Inmaculada Concepción" , fueron las que derrumbaron de una
vez por todas el muro de la incredulidad en el corazón del párroco,
quién se convirtió desde ese momento en su más grande defensor y apoyo,
usando su mismo temperamento contra los que atacaban a la niña.
A diferencia de otras apariciones, como La Salette, Pointman, Fátima, Knock, Beuraing, exceptuando la Medalla Milagrosa; Bernardette
era la única vidente. No tenía otros que corroborasen el testimonio y
le sirviesen de apoyo. Su única fuente de fortaleza era la misma Virgen
Santísima. Pero esta era suficiente para ella.
Llegaría un tiempo donde sus
cualidades, su fuerza interior, su rapidez al contestar, todas usadas
para defender las Apariciones de la Virgen, se usarían en su contra.
Aquellos que la apoyaban sabían entender sus grandes virtudes, pero para
los que la criticaban eran sus grandes defectos. A su fortaleza
interna le llamaban terquedad; a su rapidez en responder le llamaban
insolencia. Una vez en el Convento de San Gildard, en Nevers, cuando fue acusada de tener amor propio, ella dibujó un círculo y puso la marca del dedo en el centro del mismo y dijo:
"Que el que no tenga amor propio ponga su dedo aquí" (indicando la marca del centro).
Las apariciones fueron para Bernardette un regalo inmerecido, un regalo que que en si mismo no la hizo
santa. Era un regalo para ella y para el mundo. Ella, por su admirable
correspondencia a la gracia, llegó a la santidad. Nosotros también
podemos.
Hemos de tener claro que
Santa Bernardita no fue canonizada por haber visto a la Virgen
Santísima, sino por haber subido por la escalera de la santidad a través
de enormes pruebas y cruces. Para ser santo no es necesario haber
tenido grandes experiencias místicas. Es suficiente tener estas dos
cosas: humildad y amor. Es en la asidua oración y en la vida de virtud
que el amor se expresa a sí mismo.
BERNARDETTE DESPUÉS DE LAS APARICIONES:
La humilde jovencita
escogida para tan gran misión, permaneció después de las apariciones
como era antes, es decir la Virgen se encargo de conservarla sencilla,
humilde y modesta. No le gustaban el bullicio ni la popularidad.
Pasaba como una mas, excepto
por sus virtudes, por su inocencia, su candor y rectitud en su obrar.
Hizo su primera comunión el mismo año 1858, el 3 de junio, día de Corpus
Christi. Nada espectacular sucedió excepto que ella había piadosamente
recibido a Jesús.
Dios seguía visitándola, no
con brillantes apariciones, sino por la prueba amarga de los
sufrimientos: de la incomprensión, burla, casi siempre estaba enferma,
soportaba dolores de toda clase, recogida y resignada con paciencia.
Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre, aneurisma,
gastralgia, tumor de una rodilla, caries en los huesos, abscesos en los
oídos que le ocasionaron sordera, que esta se le quito hasta un poco
antes de su muerte.
La Virgen le dijo a Bernardette: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo".
Y estas palabras de la Virgen se cumplieron plenamente en nuestra
santa. Mucho tuvo que sufrir durante su vida hasta su muerte a los 35
años. La salud de Bernardette
era muy delicada, muchas veces tenía que estar en cama con fiebre;
tenía días bien críticos con ataques de asma que muchas veces eran bien
dolorosos.
Muchos encontraban cura en la fuente de Lourdes, pero no Bernardette.
Un día le preguntaron: "¿No tomas del agua de la fuente?. Estas aguas
han curado a otros, ¿por qué no a ti?. Esta pregunta insidiosa pudo
haberse convertido en una tentación para Bernardette en no creer en la aparición, pero ella no se turbó. Le respondió:
"La Virgen Santísima quizás desea que yo sufra. Lo necesito"
¿Porqué tu más que otros?
-"El buen Dios solo lo sabe".
¿regresas algunas veces a la gruta?
- "Cuando el Párroco me lo permite".
¿Porqué no te lo permite todo el tiempo?
-"Porque todos me seguirían".
Antes habías ido aún cuando se te había prohibido
- "eso fue porque fui presionada."
La Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro mundo, así que estas segura de ir al cielo.
- "Oh no, eso será solo si obro bien".
¿Y no te dijo Ella que hacer para ir al cielo?
-"Nosotros lo sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga".
ULTIMOS AÑOS EN LOURDES
Bernardette
no podía recibir en su casa el cuidado que ella necesitaba para su
frágil salud y el gran número de visitantes curiosos le causaban fatiga.
Viendo esta necesidad, Abbé Peyramale pidió a la Superiora del Hospicio de Lourdes que acogiera a la niña. Le dijo:
"Es con ustedes que la niña debe estar. Ustedes pueden darle el cuidado que ella necesita en todos los aspectos".
En el año 1860, las Hermanas de la Caridad de Nevers,
que servían el hospital y la escuela, le ofrecieron un asilo titular.
Desde aquel día permaneció bajo su techo, con su salud delicada, pero
con su consigna de siempre: no llamar la atención de nadie. Aún cuando
sus padres ya se habían mudado de la cárcel y vivían en un molino, le
dieron permiso sin dificultades de permanecer con las hermanas. Su madre
lloró por su partida pero sabía que era por el bienestar de la niña.
En el hospicio Bernardette fue asignada bajo el cuidado de la Hermana Elizabeth, quien le debía enseñar a leer y escribir mejor. Bernardette
tenía 16 años, era julio de 1860. La superiora le dijo a la Hna.
Elizabeth: "se dice que ella no es muy inteligente, mira a ver si es
posible hacer algo con ella".
La Hna. Elizabeth al entrar en contacto con Bernardette
diría: "Encuentro en ella una inteligencia muy viva, un candor perfecto
y un corazón exquisito". Ella diría a la madre superiora: "Mi querida
Madre, la han engañado. Bernardette es muy inteligente y asimila muy bien la doctrina que se le da."
Sin ser brillante, Bernardette
adquirió gran cantidad de conocimiento elemental. En su tiempo en el
hospicio, permaneció siendo una niña de su edad. Era recta, sincera,
piadosa pero traviesa, muy vivaz, a quien le encantaba reír, jugar y
bromear. Muchas veces la ponían a cuidar niños más pequeños, como era la
costumbre en las escuelas elementales y Bernardette se mostraba tan joven y juguetona como la más pequeña niña.
Uno de los niños diría mas tarde:
"Bernardette
era tan simple. Cuando le pedían que nos cuidara, lo hacía de una
manera tal, que parecía otra niña jugando con nosotros, que no nos hacía
pensar tanto en su aventura milagrosa. Criados con este pensamiento de
que nuestra compañera había visto a la Virgen, lo considerábamos tan
natural como un niño de hoy día que ha visto al presidente de la
república"
Bernardette era completamente natural en su comportamiento diario, sin embargo era muy seria tocante a su vida Cristiana.
Al crecer, Bernardette
tuvo como toda joven, sus momentos de vanidad, queriendo estar
arreglada y lucir bien. Pero todas estas vanidades pasaron por ella
rápidamente y sin dejar ningún rastro en su corazón.
Decía la Hna. Victorina: "La fiebre pasó rápidamente y no dañó su profunda piedad".
La comunidad contaba con las oraciones de Bernardette.
Un día una religiosa, la Madre Alejandrina, sufrió una torcedura y el
médico le mandó a tener reposo. Pero ella era muy activa y le pidió a Bernardette que le pidiera a la Virgen que la curara. Bernardette
inmediatamente fue a rezar ante la estatua de la Virgen en la capilla.
Oró con todo su corazón. ¿Qué pasó?... no sabemos nada más que al otro
día el doctor encontró a la Madre Alejandrina ocupada en su trabajo,
como si nada hubiese pasado.
LA VOCACIÓN RELIGIOSA
La Virgen Santísima le dio una gracia especial al llamarla a la vida religiosa. Parece que nunca Bernardette
consideró en serio el matrimonio. A los 19 o 20 años, en 1863, la
vocación de ser religiosa se le presentó claramente. Había considerado
vagamente ser carmelita, pero no fue difícil hacerle comprender que su
salud era muy delicada para enfrentar los rigores del Carmelo.
Fue el Obispo Forcade de Nevers,
que tenía en su diócesis la Casa Madre de las Hermanas de la Caridad
del hospicio y la escuela de Lourdes, quien contribuyó definitivamente
en su orientación. El le preguntó cuáles eran sus intenciones para el
futuro y ella le respondió:
"Señor Obispo, todo lo que pido es quedarme en esta casa como una sierva"
Pero hija mía, ¿no has pensado en llegar a ser una religiosa como las hermanas a las que tan apegada estás?.
"Oh,
Señor Obispo, nunca he creído que esto pudiese ser para una ignorante y
pobre niña como yo. Usted sabe bien que soy pobre y no tendría la dote
necesaria".
No es la pobreza lo que debe
detenerte. Se puede hacer una excepción a la regla y recibir a una
joven sin dote, si ella tiene signos claros de vocación".
"Señor Obispo, sus palabras me han tocado profundamente, le prometo que pensaré en ellas" .
Bernardette
comprendía que una decisión como esta no se hace sin consideración y
reflexión. El Obispo estaba muy complacido con su prudencia y le
recomendó que se tomara su tiempo e hiciera su decisión con completa
libertad y sin apresuramiento.
En Agosto de 1864, Bernardette dijo a la Madre Superiora del Hospicio:
"Madre
mía, he orado mucho para saber si estoy llamada a la vida religiosa.
Creo que la respuesta es "sí". Yo quisiera entrar en su congregación si
soy aceptada. Permítame pedirle que le escriba al Obispo".
En respuesta la superiora abrazó a Bernardette y sus lágrimas de gozo fueron su afectuosa respuesta.
Habiendo hecho su elección,
más ataques de enfermedad y la necesidad de tratar varios remedios
retardaron la puesta en práctica de su promesa.
En 1866 escribió: "Estoy mas presionada que nunca a dejar el mundo. Ahora he decidido definitivamente y espero dejarlo pronto".
Por fin llegó el gran día a
comienzos de Julio de 1866, tenía 22 años de edad. Por última vez fue a
la amada gruta donde su despedida fue de todo corazón. "¿Ven la gruta?, era mi cielo en la tierra". Al día siguiente se despidió de su familia y en Julio 4 1866, Bernardette dejó su pueblo natal para nunca más volver.
Antes de partir improvisa una oración tomando como pauta el Magnificat:
acción de gracias por la pobreza de su esclava. Se dirige directamente a
María: "Si, Madre querida, tu te has abajado hasta la tierra para
aparecerte a una débil niña..Tu, reina del cielo y la tierra, has
querido servirte de lo que había de mas humilde según el mundo".
LA RELIGIOSA, LA SANTA:
Se va para comenzar su noviciado. Llegaron al convento de las Hermanas de la Caridad de Nevers, el 7 de julio de 1866 en la noche. El domingo Bernardette
tuvo un ataque de nostalgia que le llevó a estar llorando todo el día.
La animaban diciéndole que este era un buen signo ya que su vida
religiosa debía empezar con sacrificio. En los anales de la Casa Madre
se lee:
"Bernardette
es en realidad todo lo que de ella hemos oído, humilde en su triunfo
sobrenatural; simple y modesta a pesar de que todo se le ha unido para
elevarla. Ella ríe y es dulcemente feliz aunque la enfermedad se la está
comiendo. Este es el sello de la santidad, sufrimiento unido a gozo
celestial."
HERMANA MARÍA BERNARDA (MARIE BERNARD):
Ni la superiora, la hermana Josefina Imbert, ni la maestra de novicias Madre María Teresa Vausou,
entendían el tesoro que se les había confiado. Sí, admitían que la
Virgen se le apareció, pero la veían tan "ordinaria", que tenían
dificultad en ver santidad en ella. Su idea de santidad aparentemente
era diferente a la de la Iglesia.
En el proceso diocesano de Beatificación, el Reverendo P. Peach, profesor de teología dogmática en el seminario de Moulins, les dijo a sus estudiantes:
"El testimonio llegó a esto, que Bernardette
era muy ordinaria. Pero cuando se les preguntó si ella era fiel a las
reglas, si tenía que ser corregida por desobediencia o en referencia a
la pobreza y castidad, todas se apresuraron a decir: "Oh no, nada de
eso".
¿Por qué sus superioras la
juzgaban tan mal?; solo se puede encontrar respuesta en que era parte de
la Providencia Divina para la santificación de Bernardette. De manera particular la Maestra de Novicias, Madre María Teresa Vauzou, quién fue la causante de muchos sufrimientos espirituales de Bernardette
durante los 13 años que vivió en el convento. La Madre María, quien era
estimada por su ojo agudo y su penetración psicológica, nunca fue capaz
de leer en esta alma límpida su íntima unión con Dios, ni tampoco su
total abandono a los deseos de su divina voluntad, la cual formaba su
vida interior.
Bernardette,
sin haber estudiado sobre las formas de oración, pasaba horas en ella,
recitando su rosario con gran fervor. Vivía en unión perpetua con la
Virgen Santísima y a través de Ella con Jesucristo.
"Bernardette estaba totalmente perdida en Dios".
Al recibir el hábito de postulante, recibió su nombre de religiosa el cual sería su mismo nombre bautismal, Sor María Bernarda.
PROFESIÓN ANTICIPADA:
Tres semanas después de haber recibido el hábito, Bernardette enfermó de gravedad con un nuevo ataque de tuberculosis y tuvo que ser puesta en la enfermería.
Esta crisis de sofocación asmática y de tos fue tan seria que el médico pensaba que su muerte era inminente.
La Madre Superiora llamó al
Obispo y este le administró el Sacramento de Extrema Unción, pero ella
no pudo recibir el Viático porque constantemente estaba vomitando
sangre. Pensando que Bernardette
estaba a punto de morir, la Madre Superiora quiso darle el consuelo de
pronunciar sus votos. Habló con el Obispo, y la comunidad dio su
aprobación unánime.
Sabiendo lo que iban a hacer, Bernardette respondió con una sonrisa de agradecimiento. Fue el Obispo Forcade quien presidió la ceremonia. Bernardette
dio su consentimiento por medio de signos ya que no podía hablar.
Entonces le fue dado el velo de profesa. Se pensaba que estaba a punto
de morir, pero Bernardette siempre ponía su salud en las manos de la Virgen.
La nueva religiosa se durmió y se despertó a la mañana siguiente en un estado de felicidad que ella declaró a su Superiora: "Mi Reverenda Madre, usted me hizo hacer la profesión religiosa porque pensaba que iba a morir. Bueno, mire no voy a morir" .
La Madre Superiora entonces
le respondió: "Tonta, tú sabías que no ibas a morir y no nos lo dijiste.
En este caso, si no has muerto para mañana en la mañana, te quitaré el
velo".
Y la hermana María Bernarda, con admirable sumisión heroica, le respondió simplemente:
"Como usted desee, reverenda Madre". Y a pesar del dolor que esto le causaba, supo aceptar este cáliz que el Señor le enviaba.
Su madre murió en Diciembre
8, 1866, tenía 45 años y esta fue una de las tristezas más grandes que
experimentó. En medio de su dolor dijo al Señor:
"¡Mi Dios, tú lo has querido! Yo acepto el cáliz que me das. Que tu Nombre sea bendito".
Durante su noviciado, Bernardette fue tratada más severamente y quizás más cruelmente que las otras novicias. Sus compañeras decían: "No es bueno ser Bernardette". Pero ella lo aceptaba todo y veía en ello la mano de Dios.
Bernardette
profesó el 30 de octubre de 1867 con el nombre de Sor María Bernarda.
Tenía 23 años. Sin embargo, la felicidad de ese momento fue teñida por
una ruda humillación.
Cuando llegó el momento de
distribuir a las nuevas profesas los trabajos, la Madre Superiora
respondió a la pregunta del Obispo: "¿Y la hermana Marie Bernard?, "Oh,
Señor Obispo, no sabemos que hacer. Ella no es buena para nada". Y
prosiguió: "Si desea, Señor Obispo, podemos tratar de usarla ayudando en
la enfermería". A lo cual el Obispo consintió. La hermana Marie Bernard
recibió el dolor de esta humillación en su corazón, pero no protestó,
ni lloró, simplemente aceptó el cáliz.
Otro cáliz que pronto
tomaría fue la muerte de su padre en 1871, 6 años después que su mamá.
Supo de la muerte de su papá, a quien no había visto mas desde que dejó
Lourdes, pero sabía que había muerto en la fe.
Una hermana la encontró llorando a los pies de la estatua de la Virgen y cuando la hermana la iba a consolar ella le dijo:
"Mi
hermana, siempre ten una gran devoción a la agonía de nuestro Salvador.
El Sábado en la tarde le oré a Jesús en agonía por todos aquellos que
morirían en ese momento, y fue precisamente en el mismo momento en que
mi padre entró a la eternidad. Que consuelo para mí el quizás haberle
ayudado“.
Muchas tribulaciones tuvo que pasar; humillaciones, grandes y pequeñas se apilaban sobre ella y ella decía:
"Cuando
la emoción es demasiado fuerte, recuerdo las palabras de nuestro Señor,
"Soy Yo, no tengan miedo". El rechazo y humillaciones de mis Superioras
y compañeras inmediatamente agradezco a nuestro Señor por esta gran
gracia. Es el amor de este Buen Maestro el que hará desaparecer el árbol
del orgullo en sus malas raíces. Mientras más pequeña me hago, más
crezco en el Corazón de Jesús."
A Bernardette
se le concedió un gran regalo al comienzo de 1874. Había sido asistente
de enfermería, un trabajo que amaba mucho, pero sus fuerzas se diminuían.
Después de un ataque de
bronquitis en el otoño de 1873, por el cual tuvo que ir al hospital, se
determinó que estaba muy débil para seguir ayudando en la enfermería y
se le dio el trabajo de menos esfuerzo físico en el Convento, el cual
era al mismo tiempo el más importante, y el cual ella amó mucho más que
el de ayudante de enfermería; la nombraron asistente de sacristán.
Su nueva posición le daba la
oportunidad de pasar mucho tiempo en la capilla, cerca del Santísimo
Sacramento. Estaba casi sin supervisión, lo que le permitía hablarle al
Señor en el Tabernáculo, sin que nadie pensara que ella era extraña.
Manejaba todos los artículos
sagrados con gran reverencia. El corporal, los purificadores y las
albas los trataba consciente que Jesús Encarnado los había tocado
durante el Sacrificio de la Eucaristía. Por eso no permitía que nadie
le ayudase en este ministerio.
Pero este regalo no duró por
mucho tiempo ya que su salud constantemente empeoraba. A partir de 1877
no es más que una inválida. Se le provee cuidado lo más posible y ella
obedece todas las prescripciones.
Pronunció sus votos
perpetuos el 22 de septiembre de 1878, en un tiempo en que se sentía
mejor. Pero no duró mucho. Al siguiente 11 de diciembre, retornó a la
enfermería, para nunca más salir. Sus últimos meses fueron muy
difíciles, haciéndole pasar por la noche oscura del alma. Perdió
confianza, la paz del corazón y la certeza del cielo. Fue tentada al
desánimo y desesperación. Pensaba que era indigna de la salvación. Este
fue su cáliz más amargo y su sufrimiento mayor.
También sufría mucho
físicamente. La cama le causó tener la espalda repleta de llagas. Su
pierna tuberculosa se le reventó. Desarrolló abscesos en los oídos, los
que la hicieron prácticamente sorda por un tiempo. Si no hubieran sido
tan evidentes sus síntomas, nadie se hubiese sospechado que estaba
enferma. Su actitud tan serena y gozosa no manifestaba el profundo
sufrimiento que padecía. No perdió su fortaleza y su aceptación.
A una hermana le dijo que iba a orar para que el Señor le mandara consolación, ella le respondió:
"No, no, no consolación, solo fortaleza y paciencia" .
Bernardette
padeció su pasión durante la Semana Santa de 1879. El día 16 de Abril
de 1879 rogó a las religiosas que la asistían que rezaran el rosario,
siguiéndolo ella con gran fervor. Al acabar un Ave María, sonrió como si
se encontrara de nuevo con la Virgen de la Gruta y murió. Eran las
3:15 PM.
Sus últimas palabras fueron la conclusión del Ave María: "Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora....pecadora...”
Su cuerpo fue puesto en la
pequeña Capilla Gótica, situada en el centro del jardín del Convento y
la que estaba dedicada a San José. Fue en esta Capilla en la que,
después de 30 años, en Septiembre 22, 1909, reconocieron el cuerpo, en
vista al proceso de Beatificación diocesano. El cuerpo fue hallado en
perfecto estado de preservación. Su piel dura, pero intacta, mantuvo su
color. Hubo un segundo reconocimiento en Abril 18, 1925, poco antes de
su Beatificación el 12 de Junio de 1925.
Bernardette fue Canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Y celebramos su fiesta el día en que partió a la casa del Padre, el 16 de Abril.
Lourdes se ha convertido en
el santuario Mariano mas visitado de Europa y el segundo en el mundo,
después del Santuario de la Virgen de Guadalupe en México. Infinidad de
enfermos han sido sanados en las aguas milagrosas de Lourdes, pero el
mayor milagro siguen siendo las muchísimas conversiones del corazón.
Santa Bernardette todavía se puede observar incorrupta en su capilla en Nevers, dentro de un féretro de cristal donde parece estar dormida. Su dulzura y paz aun toca los corazones.
¡Santa Bernardette, ruega por nosotros!.
Las apariciones de la Virgen de Lourdes y la Iglesia:
El 18 de Enero 1862, el
obispo firmó la pastoral aprobando las apariciones. Su carácter
sobrenatural y la vida tan auténtica de la vidente.
1874: el Papa Pío IX concedió al santuario el titulo de Basílica.
1876: corono solemnemente la estatua de la Virgen.
León XIII: aprobó el oficio y misa de Lourdes
Pío X llamo a Lourdes: "sede
del poder y de la misericordia de María, donde tuvieron lugar
maravillosas apariciones de la Virgen"
1907: este mismo Papa extendió la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes a toda la Iglesia universal.
Pío XI: afirmo: "Lourdes,
donde la Virgen se apareció varias veces a la bienaventurada Bernardita,
donde exhorto a todos los hombres a la penitencia".
Elevó al honor de los altares a Santa Bernardita Soubirous el 8 de Dic 1933.
Pío XII: escribió la encíclica "La peregrinación a Lourdes", el mas completo de todos los documentos sobre Lourdes“
Juan XXIII: en la clausura
del centenario de las apariciones de Lourdes, recordaba lo siguiente:
"La Iglesia, por la voz de sus Papas, no cesa de recomendar a los
católicos que presten atención al mensaje de Lourdes"
Finalmente, Juan Pablo II es
el primer Papa que ha peregrinado a Lourdes, en el año de 1983, con
motivo del 125 aniversario de las apariciones. Allí ofició la Santa Misa
el día 15 de Agosto, afirmando dos veces: "Venimos en peregrinación a
Lourdes, donde María dijo a Bernardita: "Yo soy la Inmaculada
Concepción" y añadió: "Aquí habló con una simple muchacha de Lourdes,
rezó con ella el rosario, le dio varios mensajes, y concluyó el Papa
diciendo: "la Virgen viene a salvar a los pecadores..“
Oraciónes a Nuestra Señora de Lourdes
"Santísima Virgen de Lourdes,
que a ninguno desamparas ni desechas,
mírame con ojos de piedad y
alcánzame de tu Hijo perdón de mis
pecados para que con devoto
afecto celebre tu santa e Inmaculada Concepción,
en tu milagrosa imagen de Lourdes y
reciba después el galardón de la
bienaventuranza del mismo de quien eres Madre.
Amén.“
"Santísima Virgen de Lourdes,
que a ninguno desamparas ni desechas,
mírame con ojos de piedad y
alcánzame de tu Hijo perdón de mis
pecados para que con devoto
afecto celebre tu santa e Inmaculada Concepción,
en tu milagrosa imagen de Lourdes y
reciba después el galardón de la
bienaventuranza del mismo de quien eres Madre.
Amén.“
______________________________________________________
Enséñanos a creer
como Tú has creído.
Enséñanos a amar a Dios
y a nuestros hermanos
como Tú los has amado.
Haz que nuestro amor
hacia los demás sea siempre
paciente, benigno y respetuoso.
¡Oh Virgen Santísima de Lourdes,
míranos clemente en esta hora!
-Juan Pablo II
como Tú has creído.
Enséñanos a amar a Dios
y a nuestros hermanos
como Tú los has amado.
Haz que nuestro amor
hacia los demás sea siempre
paciente, benigno y respetuoso.
¡Oh Virgen Santísima de Lourdes,
míranos clemente en esta hora!
-Juan Pablo II
_________________________________________________________
Te pedimos Señor, que nosotros tus siervos,
gocemos siempre de salud de alma y cuerpo;
y por la intercesión de Santa Maria,
bajo su advocación de la Virgen de Lourdes,
líbranos de las tristezas de este mundo,
concédenos las alegrías del cielo,
y la gracia especial que solicitamos
en esta novena.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
y por la intercesión de Santa Maria,
bajo su advocación de la Virgen de Lourdes,
líbranos de las tristezas de este mundo,
concédenos las alegrías del cielo,
y la gracia especial que solicitamos
en esta novena.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Fuente: http://www.corazones.org/maria/lourdes_bernardita.htm
No hay comentarios.:
Publicar un comentario