Vidente: Santa. Catalina Labouré.
Lugar: Rue du Vac, Francia
Fecha: 27 de Nov. de 1830
-Aprobada con liturgia y visita del Papa
La Virgen de la Medalla Milagrosa
Las apariciones
El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima ... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.
El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima ... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.
Sta. Catalina Labouré
Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña ( Francia ). Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac, 140.
El Corazón de San Vicente
La novicia estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paules
a solo unas cuadras de su noviciado. El brazo derecho del santo fue a
la capilla del noviciado. En esta capilla, durante la novena, Catalina
vio el corazón de San Vicente en varios colores. De color blanco,
significando la unión que debía existir entres las congregaciones
fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la
propagación que habían de tener dichas congregaciones. De color rojo
oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería.
Oyó interiormente una voz: " el corazón de San Vicente está
profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia ".
La misma voz añadió un poco mas tarde: " El corazón de San Vicente está
mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de
la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones
perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas
para reanimar la fe ".
Visiones del Señor en la Eucaristía
Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.
El domingo de la Santísima
Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de
la misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los
ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz,
como unos despojos desperdiciables.
"Inmediatamente - escribió sor Catalina - tuve las ideas mas negras y
terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de
sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas ".
Catalina sueña con ver a la Virgen
El domingo 18 de Julio 1930,
víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, La maestra de novicias les
había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la
Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y
de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure
el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como
era víspera de San Vicente, les habían distribuido a cada una un
pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina se lo tragó y se
durmió pensando que S. Vicente, junto con su ángel de la guarda, le
obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su
deseo. Precisamente, los anteriores favores recibidos en las diversas
apariciones de San Vicente a Sor Catalina alimentaban en su corazón una
confianza sin limites hacia su bienaventurado padre, y su candor y viva
esperanza no la engañaron. "La confianza consigue todo cuanto espera"
(San Juan de la Cruz).
El Angel la despierta
Todo era silencio en la sala
donde dormía Sor Catalina y cerca de las 11:30 PM oyó que por tres
veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las
cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un
niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el
cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen
te espera".
Sor Catalina vacila; teme
ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su
preocupación interior y le dice: "No temas; son las 11;30 p.m.; todas
duermen muy bien. Ven yo te aguardo".
Ella no se detiene ya ni un
momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso
guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."
Vestida Sor Catalina, el
niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a "su lado izquierdo".
Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño
irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.
Al llegar a la puerta de la
capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y
aquella se abrió al instante.
Dice Catalina: "Mi sorpresa
fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las
velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche".
(todavía ella no ve a la Virgen)
El niño la llevó al
presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía
predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el
niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.
La espera le pareció muy
larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta
inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que
solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.
Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí"
Sor Catalina oyó como un
rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la
tribuna, junto al cuadro de San José. Vio que una señora de extremada
belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio".
Sor Catalina en el fondo de
su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina
de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen".
Le era casi imposible
describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de
ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.
Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: -"¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?" "
Entonces, mirando a la
Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el
presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima
Virgen. "Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí".
Ella me dijo cómo debía
portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir
(mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y
desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de
que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa
que yo había visto, y ella me lo explicó todo ".
Instrucciones de la Santísima Virgen
Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.
La Virgen le dio algunos consejos para su particular provecho espiritual: (La Virgen es Madre y Maestra)
1- Como debía comportarse
con su director (humildad profunda y obediencia). Esto a pesar de que su
confesor, el padre Juan María Aladel, no creyó sus visiones y le dijo que las olvidara.
2- La manera de comportarse en las penas, (paciencia, mansedumbre, gozo)
3- Acudir siempre
(mostrándole con la mano izquierda) a arrojarse al pie del altar y
desahogar su corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que
tuviese necesidad. (corazón indiviso, no consuelos humanos)
La Virgen también le explicó
el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido
de San. Vicente y del Señor. Luego continuó diciéndole:
Dios quiere confiarte una
misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para
la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir
hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas
te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y
sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas.
Recibirás inspiraciones en la oración.
Los
tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El
trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades
de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Venid a los
pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las
pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.
Deseo derramar gracias sobre
tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya
grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el
que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas
grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el
superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer
cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda
otra comunidad se unirá a las de ustedes.
Vendrá
un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido;
entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la
protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades..
Mas
no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá
víctimas..(lagrimas en los ojos). El clero de París tendrá muchas
víctimas..Morirá el señor Arzobispo.
Hija
mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez
traspasado; correrá la sangra por las calles ( la Virgen no podía hablar
del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido).
El mundo entero se entristecerá . Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y
una voz interior asegura: cuarenta años y diez y después la paz
.
La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.
En esta aparición la Virgen:
.- Le comunica una misión que Dios le quiere confiar.
.- La prepara con sabios consejos para que hable con sumisión y confianza a su director.
.- Le anuncia futuros eventos para afianzar la fe de aquellos que pudieran dudar de la aparición.
.-Le Regala una relación
familiar de madre-hija: la ve, se acerca a ella, hablan con familiaridad
y sencillez, la toca y la Virgen no solo consiente, sino que se sienta
para que Catalina pueda aproximarse hasta el extremo de apoyar sus
brazos y manos en las rodillas de la Reina del Cielo.
Todas las profecías se cumplieron:
1-la misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la medalla milagrosa.
2-una semana después de esta
aparición estallaba la revolución. Los revoltosos ocupaban las calles
de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X,
sustituido por el "rey ciudadano" Luis Felipe I, gran maestro de la
masonería.
3-El P. Aladel
(director) es nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad,
establece la observancia de la regla y hacia la década del 60 otra
comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.
4-En 1870 (a los 40 años)
llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el
fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.
5- solo queda por cumplir la ultima parte.
Aparición del 27 de noviembre del 1830
La tarde el 27 de Nov. de
1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla,
estaba Sor Catalina haciendo su meditación, cuando le pareció oír el
roce de un traje de seda que le hace recordar la aparición anterior.
Aparece la Virgen Santísima,
vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello.
Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos
lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a
decir que era la Virgen María en su mayor belleza.
Sus pies posaban sobre un
globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban
una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la
altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una
crucecita.
La Stma. Virgen mantenía una
actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a
veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados
con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas
direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era
posible verla. Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la
mano; uno de tamaño mediano en el medio, y no mas pequeño, en la
extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos,
que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.
Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:
Este
globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero,
especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos
simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las
perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.
Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.
El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.
En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti"
Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .
Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".
La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.
En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.
La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".
Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".
Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:
En el Anverso:
-María aplastando la cabeza
de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo
poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.
-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.
-Sus manos extendidas,
transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora
de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.
-Jaculatoria: dogma de la
Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión
de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.
-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.
-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.
En el reverso:
-La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega
-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.
-La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.
Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.
-Las doce estrellas: signo
de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el
Calvario de su corazón traspasado.
-Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.
Nombre:
La Medalla se llamaba
originalmente: "de la Inmaculada Concepción", pero al expandirse la
devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le
llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".
Triduo en honor de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
ACTO DE CONTRICION.
Oración para todos los días:
¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignastes a manifestarte, a vuestra sierva Sor Catalina, con las manos llenas de rayos de luz; a fìn de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concèdeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.
Tres Ave Marías, y 3 veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
ACTO DE CONTRICION.
Oración para todos los días:
¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignastes a manifestarte, a vuestra sierva Sor Catalina, con las manos llenas de rayos de luz; a fìn de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concèdeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.
Tres Ave Marías, y 3 veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Primer Día:
¡Amorosísima Madre mía!, que placer tiene mi alma, cuando considero que tantos deseos tienes en concederme vuestros favores; que no esperas otra cosa, sino que acuda a Tì, para remediar nuestros males y llenarnos de vuestras gracias y dones.
Oh María, mi Madre amada, reina de la Corte Celestial, te ruego que todos acudamos siempre a Tì, como nuestra única esperanza.
Oración Final:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás; que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección, e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Tì. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Tì vengo; gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a Tus pies.
¡Oh Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y dignate acogerlas. Amén.
Tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
¡Amorosísima Madre mía!, que placer tiene mi alma, cuando considero que tantos deseos tienes en concederme vuestros favores; que no esperas otra cosa, sino que acuda a Tì, para remediar nuestros males y llenarnos de vuestras gracias y dones.
Oh María, mi Madre amada, reina de la Corte Celestial, te ruego que todos acudamos siempre a Tì, como nuestra única esperanza.
Oración Final:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás; que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección, e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Tì. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Tì vengo; gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a Tus pies.
¡Oh Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y dignate acogerlas. Amén.
Tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Segundo Día:
¡Santísima Madre de Dios!, ¡Señora nuestra y mi tierna Madre!; que consuelo tan grande siente mi corazón, cuando contempla Tu imagen, como te viò Sor Catalina, con un globo en vuestras Divinas Manos, que representaba toda la tierra, y lo estrechabas sobre vuestro pecho; simbolizando así el amor que tienes a los hombres. Concèdeme, ¡oh Divina Madre Eterna! ¡Oh Madre mía!, el que sepamos corresponder a tanto amor, procurando imitar vuestras virtudes. Así sea.
Continúe con la oración final.
Tercer Día:
¡Virgen Inmaculada!. ¡Celestial Madre mía! Con que placer llego ante Tu Santísimo Altar; para contemplar Tus virtudes y exponer mis penas. Que aliento santo cobra mi espíritu, al acercarme ante Tu Sagrada Imagen; donde veo representada la más profunda humildad; una modestia admirable y el resto de todas las perfecciones con que el Señor Dios te adornó.
Haz ¡Madre Santísima!, ¡Divina y Celestial Señora! ¡Reina del Clero, de los apóstoles! ¡Madre del Mecías! ¡Hija predilecta de Dios Padre! Que oigamos siempre Tus maternales avisos, para que arrepentidos de nuestras culpas, e imitando vuestras virtudes; logremos la inmensa dicha de estar contigo en el cielo, por toda la eternidad. Así sea.
Continúe con la oración final.
¡Santísima Madre de Dios!, ¡Señora nuestra y mi tierna Madre!; que consuelo tan grande siente mi corazón, cuando contempla Tu imagen, como te viò Sor Catalina, con un globo en vuestras Divinas Manos, que representaba toda la tierra, y lo estrechabas sobre vuestro pecho; simbolizando así el amor que tienes a los hombres. Concèdeme, ¡oh Divina Madre Eterna! ¡Oh Madre mía!, el que sepamos corresponder a tanto amor, procurando imitar vuestras virtudes. Así sea.
Continúe con la oración final.
Tercer Día:
¡Virgen Inmaculada!. ¡Celestial Madre mía! Con que placer llego ante Tu Santísimo Altar; para contemplar Tus virtudes y exponer mis penas. Que aliento santo cobra mi espíritu, al acercarme ante Tu Sagrada Imagen; donde veo representada la más profunda humildad; una modestia admirable y el resto de todas las perfecciones con que el Señor Dios te adornó.
Haz ¡Madre Santísima!, ¡Divina y Celestial Señora! ¡Reina del Clero, de los apóstoles! ¡Madre del Mecías! ¡Hija predilecta de Dios Padre! Que oigamos siempre Tus maternales avisos, para que arrepentidos de nuestras culpas, e imitando vuestras virtudes; logremos la inmensa dicha de estar contigo en el cielo, por toda la eternidad. Así sea.
Continúe con la oración final.
Fuente:http://www.corazones.org/maria/medalla_milagrosa.htm
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